En su filmografía tiene Allen numerosísimas referencias al cine de sus admirados directores europeos. Tiene un par de películas que, más allá del homenaje, tienen un punto de partida y un desarrollo muy parejo, aunque siempre con su toque cómico/dramático personal.
En este caso, y siguiendo (demasiado) el planteamiento de "Fellini, ocho y medio", el neoyorkino se analiza a sí mismo y a su cine, dejando claro que NO SÓLO le interesaba la comedia –de hecho esta película no deja de tener su parte cómica–.

En realidad el intento se queda en fallido, pues hay tramos realmente pesados. Al final son sus chistes de siempre los que mantienen a flote esta discreta producción, que en ningún momento llega a ponerse trascendental.

PD: Disfrutamos tus películas, sobre todo las primeras graciosas. Sé que te jode, pero no deja de ser cierto que has nacido para hacer reír y no para la metafísica ni para el psicoanálisis, aunque te habría gustado, ¿verdad?

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"Di un curso de filosofía existencial en la Universidad de Nueva York. El examen final constaba de diez preguntas y no pude contestar ninguna, las dejé todas en blanco. Saqué un diez."

"Los intelectuales son como la Mafia: sólo se matan entre ellos."

"Puedo demostrar que si hay vida en cualquier otra parte del universo, tendrán una economía marxista."

¿Recuerdan la bicicleta estática con timbre? ¿Y cuando la poli se lleva a su chófer acusado de fraude postal?