Una película original, con excusa perfecta para mostrar unos efectos especiales buenos para la época.
No se trata de meterse en el trilladísimo terreno del drama paranormal, sino de ofrecer una caricatura del mismo en la que vale casi cualquier cosa con tal de arrancarle una sonrisa al espectador.

Lo mejor, sin duda, Bill Murray y Rick Moranis. También me encantan sus cachivaches.

Un último apunte: es curioso que, aun prescindiendo de toda base científica y ofreciéndonos un mundo de fantasía, resulte todo más verosímil que en producciones como El señor de los anillos o la nueva King Kong. No es que le tenga manía a Peter Jackson –de hecho me han gustado mucho "Tu madre se ha comido a mi perro" y "Criaturas celestiales"-, simplemente cito esas dos porque me parece injusto que tengan tanto éxito y se alaben tanto unos efectos especiales que no se puede creer nadie con dos dedos de frente.
No se puede comparar al nuevo King Kong, que salta más del triple de su propia altura, con el "muñequito" de los marshmallows, con esos movimientos lentos que hacen que realmente nos creamos sus dimensiones.