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Reaccionario rating:
6
Drama Lives of a composer, an unemployed actor, a painter, an inventor, a locksmith, a pastry deliverer, and their respective wives come together in a full house.
Language of the review:
  • es
January 20, 2018
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Se dice aquello de que "detrás de un gran hombre hay una gran mujer" pero me parece que sería más acertado "detrás de un hombre hay una gran mujer". O al menos esa es la tesis de "El batallón de las sombras" según la cual el varón combate a plena luz del día, en el mundo exterior y la mujer en el recinto del hogar, de forma menos ostentosa pero no por ello menos real. De hecho, su pelea es más constante y meritoria, y por eso Manuel Mur Oti se la dedica a todas las mujeres. Así que nos acercamos a un bloque de vecinos donde todos los moradores tienen sus problemas, principalmente económicos, con el común denominador de la inoperancia masculina. A propósito, que para 1957 los años del hambre habían pasado y de hecho la economía española creció más en los años 50, y no digamos a partir de 1959 con el Plan de Estabilización, que en el período posterior a 1975, con la desastrosa democracia liberal. Pero volviendo a la película, ojo al reparto internacional y sobre todo al elenco femenino, porque vaya mujeres. Mi ranking sería de menos a más bella, Elisa Montes (Isabel en la ficción), la alemana Katharina Mayberg (Carmen) y en primer lugar Emma Penella (Lola), que no sólo está guapísima sino que luce unos zapatos, sobre todo los primeros, preciosos.

El caso es que en el coloquio previo se apunta a que aunque se homenajea a la mujer sólo se presenta un único modelo de hembra resignada y que sirve al varón. Esto en parte es cierto pero "El batallón de los sombras" tiene numerosas lecturas y matices a veces contradictorios. La clave es que la vida matrimonial entonces era sagrada, es decir, que el vínculo no se podía romper y sólo en casos más o menos graves se permitía la separación de cuerpos. Estos nos lleva a que los cónyuges tienen que tolerarse mutuamente y en algunos casos este tragar puede ser aberrante, como pasa en una de las tramas. De este modo la película parece defender abiertamente la sumisión de la mujer, dispuesta a soportar lo que le echen. Pero al mismo tiempo desliza la inmensa autoridad femenina, que es la que en la cierto modo tiene que torear o incluso dirigir al hombre para que se comporte como debe. Sin embargo, esta imposición parece más externa que propia de las respectivas esposas, que aunque amagan, no terminan de imponerse, al menos en las cosas importantes. En definitiva, estas mujeres parecen algo más pasivas y sufridas de lo necesario, es el ideal del momento, pero llevan en sí la autoridad y el poderío que terminarán por imponerse felizmente en la década de los 60.
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