No tanto pero casi. Pero ya hablaremos del tal Rupert. "La soga" sorprende por su planteamiento. Es prácticamente una obra de teatro con un único escenario y un plano secuencia que dura prácticamente toda la película. Es curioso su planeamiento su paso del crimen a la fiesta. Es más, todo rodado prácticamente en tiempo real, renunciando al montaje. Por eso no puedo dejar de alabar a Hitchkock por atreverse a rodar así.

Sin embargo "La soga" no deja de ser una simple historia de un crimen, detectivesca, y con un guión bastante forzado para que Rupert vaya sacando conclusiones sin apenas pistas. Quiero decir que ante el problema que plantea el propio Hitchcock (descubrir un asesinato en apenas una hora, sin pistas y sin saber siquiera que se ha producido) es de tal magnitud que no puede más que tirar por una salida demasiado fácil. Los errores de los propios asesinos, algunos de bulto y la intuición magistral de Rupert, solución que no acaba de convencerte por lo forzado de la misma.

Incluso pienso que quizás hubiera sido más interesante que el espectador no supiera que se hubiese producido un asesinato, haber si lo podíamos averiguar. Aunque no se si resultaría ya que la tensión del arcón funciona porque sabes que el cadáver está ahí. En fin, debería haberse rodado de otro modo, modificando igualmente algunos diálogos para no desvelar lo que ha sucedido.

Me gustaría señalar dos aspectos más, no muy importantes, pero que me llaman la atención. Primero, los diálogos y la naturalidad de la fiesta está muy bien lograda pero se desaprovechan cosas que hubieran quedado estupendamente. Por ejemplo, cuando están hablando de los actores de moda, (James Mason, Cary Grant...) te pedía a gritos que el propio Rupert dijera si les gustaba James Stewart y ellas respondieran que no que es un larguirucho y un sin gracia. Y la otra, los asesinos, ¿son homosexuales? Claramente eso parece pero nunca se sabe.

Por último, Rupert no deja de ser en parte también culpable del crimen cometido. Es su profesor y el mismo, quizá por pedantería o esnobismo juega con la idea de la superioridad de ciertos hombres y la legitimidad del asesinato, cosa que transmite de modo involuntario, tal vez, a sus alumnos. Pero estos no malinterpretan, sino que no hacen más que llevar a la práctica las ideas del propio Rupert, ideas de las que luego hipócritamente se desdice Rupert.