Thriller de intriga anclado en la Guerra Fría que posiblemente te recordará a "Chacal" (1973) pero con la URSS y Gran Bretaña como protagonistas. Lo que pasa es que malacostumbrados a las frivolidades de 007, el espionaje reflejado en "El cuarto protocolo", por muy verídico que sea, se nos antoja un pelín soso. A ver, la película está bien, es inteligente, el guión funciona con la precisión de un reloj, la trama es apasionante, la dirección es sobria pero buena y la presencia de Michael Caine y Pierce Brosnan dan caché a este trabajo. Sin embargo, hay algo que no funciona. Es predecible y lenta, tiene poco ritmo y menos acción, le falta tensión, peca de expositiva y quizás hasta de distante y fría. La conclusión es que, lo mismo que en ocasiones te mantendrá con los ojos pegados en la pantalla, en otros puede llegar a aburrirte.

Por otro lado, tramas como esta no sé si se darían realmente pero con la crisis de los Euromisiles que se arrastró de 1979 a 1987 y los movimientos antinucleares, hubiera sido del todo creíble y más viniendo de la KGB y la URSS. Operaciones tan malas como ésta se han hecho. Por ejemplo, ¿os suena la combinación de polonio y Londres? Claro que aparte del absoluto desprecio por la vida humana de los comunistas, su capacidad para el chantaje y su oscurantismo, aquí salen otras cosas de muchísimo interés. Por ejemplo, que la homosexualidad fuera un delito penado con hasta cinco ocho años de cárcel o en gulags, u ocho si hay agravantes, ley que no se suprimió hasta 1993. Me río yo de los comunistas que van de defensores de los gays. O, por ejemplo, ese noticiero de "Radio Moscú" plagado de mentira y propaganda.