La nueva propuesta de Netflix navega por el cine fantástico de terror y el juvenil, con un argumento demasiado simple que nos recuerda en exceso, y en algunos momentos es idéntico, al del clásico de "Hansel y Gretel". Ojo, que no quiere decir que el relato sea malo, todo lo contrario, de niño era de mis favoritos, me resultaba fascinante pero también pavoroso, pero hay que trabajarlo mucho para poder realizar una adaptación cinematográfica correcta con un argumento tan escueto. Así que lo que puede quedar de fábula en un cuento, no tiene por qué resultar igual en una novela o en una película. Ya lo sabéis, son lenguajes diferentes.

El caso es que "Cuentos al caer la noche" tiene un comienzo confuso pero ligeramente ilusionante. Por desgracia pronto se estanca en una trama que guiña con los dos ojos a la de "Las mil y una noches" pero que no consigue avanzar. Al final resulta su desarrollo demasiado plano, soso y primario. Quizás porque David Yarovesky está más pendiente de la inclusión social, reivindicando por enésima vez que ser un friki está muy bien, cuando es evidente que no tener habilidades sociales, carecer de amigos o obsesionarse con cosas raras es bastante negativo, y de ahí la penalización social, que en este caso me parece comprensible.