Interpretemos su mensaje simbólico, espiritual: destruir el pecado propio de caer en la tentación de los malos deseos, por la curiosidad de disfrutar de lo malo, de lo atractivo que puede ser quedarse pegado mirando lo que no está bien. En este caso particular: la excesiva curiosidad científica para poseer más poder, que es la ambición negativa. Pero la escena final demuestra que debe entenderse una aplicación más profunda, pues el pastor le cita de la Biblia sobre el significado radical de los malos deseos, desde el corazón. Cuando Jesús, nuestro Dios, explica que si los propios ojos son "para ti una ocasión de pecado, entonces arráncatelos y arrójalos lejos de ti: es preferible que se pierdan esos miembros, y no que tú entero seas arrojado al infierno" (Mateo 5, 27-30). Recordemos que el infierno es la condenación definitiva, eterna.
Sus Palabras apuntan contra el típico "voyerismo" de los llamados cinéfilos y, en general, de los que admiramos el buen arte. Es una enseñanza muy grande: para no pecar, es mejor "arrancarse los ojos", es decir, INMEDIATAMENTE RECHAZAR EL DESEO PROPIO IMPURO. Amén.