Jones hace cine desde su forma de ver la vida, ya es común en el, como el viejo Clint, el también ama el Western y sabe que ese genero es mucho mas que los bandidos mal encarados y tiroteos violentos, el aire de Western de Jones se centra en lo humano, Los tres entierros de Melquiades y Homesman lo confirman, las historias coinciden en pegarnos contra la soledad absoluta, el ser humano contra la naturaleza. Para Homesman recupera a Swank que se había perdido en telefilmes de dudosa categoría, Hilary demuestra que si tiene el director correcto ella es capaz de comerse la pantalla, a la par Jones hace uno de sus cascarrabias habituales, este con un aire nostálgico y cómico más evidente, no es que la vida sea una broma no, es que tampoco es para tomárselo en serio. Homesman revive en el cimiento humano de la necesidad de ser querido, querer. Los personajes llenos de polvo y pieles secas son los mismos que otras entregas pero cumplen bien, el ritmo es pausado, la esperanza no es muy evidente, el ambiente, los lugares reflejan lo que los ojos de los protagonistas intentan decir, por fe tiene que haber algo mejor, la vida no puede ser solo esto. Buen filme, tal vez carece de enfatizar o aprovechar más sus conflictos, pero es estimable.