Exceptuando algún molesto e innecesario movimiento de cámara videoclipero, unos, llamémosles flashback infantiles que dan la impresión de que el director piensa que el espectador es tonto y un final pelín pasado de rosca, nos encontramos ante una cinta bastante interesante, cuyo director desarrolla la historia con un ritmo original y consiguiendo que Paul Walker parezca, además de un chico guapo con buen cuerpo, un actor correcto.
No puedo dejar de mencionar esa pequeña historia, insertada casi como un corto de cine dentro de la misma película, del matrimonio de desviados psicópatas que raptan al niño protagonista. Una delicia.

Película recomendable en líneas generales, por su ritmo trepidante, su buen argumento y, no me resisto a no reconocerlo, por la escena en la que Vera Farmiga se queda con los vaqueros bajados mostrando su tanga. (Ya disculparán, es que esta chica es una de mis debilidades).

Redundando en el encabezado de esta crítica: ¿No creen que el señor que ha decidido traducir el título original Running scared como "La prueba del crimen" debería de cambiar de camello?

En cualquier caso, vayan a verla.