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gabo rating:
10
7.4
4,862
Drama. War
Bosnia, July 1995. Aida is a translator for the UN in the small town of Srebrenica. When the Serbian army takes over the town, her family is among the thousands of citizens looking for shelter in the UN camp. As an insider to the negotiations Aida has access to crucial information that she needs to interpret. What is at the horizon for her family and people—rescue or death? Which move should she take?
Language of the review:
- es
October 28, 2021
9 of 11 users found this review helpful
Hay una verdad muy dolorosa en esta película, una verdad que Zbanic plasma en una secuencia inicial tan brillante en su carácter impresionista, siendo un momento congelado del tiempo antes del infierno de la guerra de los Balcanes sucedida en la última década del siglo pasado. Un trávelin capta en un inicio a los tres miembros de la familia que su destino ya esta sentenciado como veremos más adelante y por el contrario la toma se corta y realiza el movimiento contario para mostrar a Aida, nuestra protagonista. Una familia destruida por el horror y la insania del ser humano.
Existe también una fuerte sensación en sus personajes de un asedio psicológico por parte de un enemigo que poco a poco va recortando las distancias para acercarse al campamento de los refugiados, manifestado en sus expresiones corporales, en sus interacciones entre ellos, en la continua sensación de incertidumbre y terror por el azote serbio; mostrado con una naturalidad formidable por parte de los interpretes y en especial en una secuencia que tras un trávelin devela a una mujer lavando ropajes desesperada ante el desasosiego de su infausta realidad en las afueras del campamento esperando una oportunidad para ingresar.
Seguimos en la zona de spoilers
Para mas reseñas viste: https://oasisdelcine.wordpress.com/
Existe también una fuerte sensación en sus personajes de un asedio psicológico por parte de un enemigo que poco a poco va recortando las distancias para acercarse al campamento de los refugiados, manifestado en sus expresiones corporales, en sus interacciones entre ellos, en la continua sensación de incertidumbre y terror por el azote serbio; mostrado con una naturalidad formidable por parte de los interpretes y en especial en una secuencia que tras un trávelin devela a una mujer lavando ropajes desesperada ante el desasosiego de su infausta realidad en las afueras del campamento esperando una oportunidad para ingresar.
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SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Por otra parte, tenemos una seria critica de la directora a los burócratas mundiales, aquellos que dejaron a su suerte a los civiles bosnios ejemplificada en la impotencia del general neerlandés por su inutilidad ante la grave situación, impedido de solicitar refuerzos no le quedará más que ser testigo indirecto de la masacre que sobrevendrá sobre muchos inocentes.
El titilo de la película es una expresión en latín que significa “A dónde vas” preguntándose a donde va nuestra protagonista, si escapar de la barbarie o inmolarse para salvar a la progenie; manifestado en la magistral actuación de Jasna Djuricic, una interpretación de matices, de rasgos dramáticos muy pocas veces alcanzados en el cine contemporáneo, que recuerda en cierta medida y guardando las comparaciones a la inmortal Meryl Streep en aquella película de Pakula, donde ella tenía que sumirse en la memoria del dolor, de aquella fatal decisión que la marco de por vida, en aquel campo de concentración que le quito todo en la fundamental Sophie’s Choice. Aquí Jasna comprende la catástrofe que le espera a su pueblo en una escena definitiva donde tan solo basta un plano contraplano de ella viendo al chofer fumando timorato su cigarro sabiendo la masacre acontecida kilómetros adelante y reafirmado por un primer plano casi desolador, su mirada lo dice todo, ya no hay escapatoria. Después otra secuencia donde demuestra su inmenso talento es en la identificación de su hijo en el inmenso recinto lleno de esqueletos donde otras madres y viudas buscan los restos de sus familiares; ella ya no puede más, solo cae silenciosa, impotente, desencajada y destruida ante las víctimas del genocidio; en ese plano general enmarcado entre diferentes siluetas moviéndose, buscando una parte de sus vidas ahora convertidas en tormento y pesar.
Zbanic reconstruye milimétricamente el pasado no recurriendo al archivo o al dossier, sino que hace que las victimas y los victimarios trasciendan lo discursivo de la historia a lo potente de lo cinematográfico, reconstruye con ojo fiel los archivos visuales que dejaron los serbios en su intento desalmado de intentar mostrar una imagen apacible ante la comunidad internacional, pero también no sacrifica el ritmo dejando que Jarosław Kamiński tome las riendas de un montaje que construye una sensación de vertiginosidad en el devenir dramático de los diversos acontecimientos, pero también regula los momentos de quietud, no abusando de ellos ni pretendiendo provocar sopor sino que genera lo que coloquialmente se conoce como una tensa calma con elementos propios de thriller.
La directora cierra su película con rostros, rostros conocidos y por conocer; de aquellos que sobrevivieron al exterminio y de aquellos que verán un nuevo mañana, siendo una declaración de esperanza y a la vez de memoria para que las generaciones venideras no olviden lo sucedido en 1995 y al mundo para que no olviden al pueblo bosnio y su lucha por la supervivencia frente a la insania y la barbarie.
El titilo de la película es una expresión en latín que significa “A dónde vas” preguntándose a donde va nuestra protagonista, si escapar de la barbarie o inmolarse para salvar a la progenie; manifestado en la magistral actuación de Jasna Djuricic, una interpretación de matices, de rasgos dramáticos muy pocas veces alcanzados en el cine contemporáneo, que recuerda en cierta medida y guardando las comparaciones a la inmortal Meryl Streep en aquella película de Pakula, donde ella tenía que sumirse en la memoria del dolor, de aquella fatal decisión que la marco de por vida, en aquel campo de concentración que le quito todo en la fundamental Sophie’s Choice. Aquí Jasna comprende la catástrofe que le espera a su pueblo en una escena definitiva donde tan solo basta un plano contraplano de ella viendo al chofer fumando timorato su cigarro sabiendo la masacre acontecida kilómetros adelante y reafirmado por un primer plano casi desolador, su mirada lo dice todo, ya no hay escapatoria. Después otra secuencia donde demuestra su inmenso talento es en la identificación de su hijo en el inmenso recinto lleno de esqueletos donde otras madres y viudas buscan los restos de sus familiares; ella ya no puede más, solo cae silenciosa, impotente, desencajada y destruida ante las víctimas del genocidio; en ese plano general enmarcado entre diferentes siluetas moviéndose, buscando una parte de sus vidas ahora convertidas en tormento y pesar.
Zbanic reconstruye milimétricamente el pasado no recurriendo al archivo o al dossier, sino que hace que las victimas y los victimarios trasciendan lo discursivo de la historia a lo potente de lo cinematográfico, reconstruye con ojo fiel los archivos visuales que dejaron los serbios en su intento desalmado de intentar mostrar una imagen apacible ante la comunidad internacional, pero también no sacrifica el ritmo dejando que Jarosław Kamiński tome las riendas de un montaje que construye una sensación de vertiginosidad en el devenir dramático de los diversos acontecimientos, pero también regula los momentos de quietud, no abusando de ellos ni pretendiendo provocar sopor sino que genera lo que coloquialmente se conoce como una tensa calma con elementos propios de thriller.
La directora cierra su película con rostros, rostros conocidos y por conocer; de aquellos que sobrevivieron al exterminio y de aquellos que verán un nuevo mañana, siendo una declaración de esperanza y a la vez de memoria para que las generaciones venideras no olviden lo sucedido en 1995 y al mundo para que no olviden al pueblo bosnio y su lucha por la supervivencia frente a la insania y la barbarie.