A veces nos encontramos ante una película como ésta en la que la sola presencia de cuatro, actrices sirven para soportar la narración sin necesidad de que su director deba intervenir más allá de lo necesario. La película no esconde su naturaleza teatral, es más, la enfatiza, la engrandece, convirtiéndose en una obra basada en los monólogos, todos ellos más que aceptables, de las actrices, a partir de los cuales se va creando una narración que las conecta, desde tiempos atrás, para ir trazando un perfil de sus personalidades. A la par, esto le sirve al director para establecer un discurso en derredor del medio teatral interesante.

Sin embargo la película, es simplemente eso. Y son las cuatro actrices las que soportan la carga de una obra que posiblemente habría perdido fuerza e intensidad con otra forma visual de acercamiento, pero se acaba echando de menos algo más en la puesta en escena. Pero, como decíamos, posiblemente eso habría ahogado la tensión de la propuesta, nos quedamos con un buen trabajo de Pons y de sus actrices.

Pasado, presente y futuro reflejado en la recordada Ribera, en las 3 actrices y el hilo conductor, el futuro con la joven alumna Un 6.