Temporada de premios, de que se elija lo mejor del año y se den a conocer el nombre de las películas que encabecen las listas de los Globos de Oro, Oscar y demás pesca. De momento Capitán Phillips, sobre la que escribo, opta a cuatro de los primeros, categorías mejor película (drama), director, actor principal y actor secundario. Dudo que los gane porque se los merece, y rara vez una producción que merezca premios se los lleva. Se trata del nuevo film de Paul Greengrass, el excelente director de El Ultimátum de Bourne y United 93.

Protagoniza Tom Hanks en el rol del personaje que da título, y le secundan Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmed, Maham M. Ali -no mentiré, he buscado los nombres en bases de datos cinéfilas-. En papeles casi testimoniales caras más conocidas como las Catherine Keener (Cómo Ser John Malkovich) y Max Martini (Pacific Rim).

Historia real sobre el acto de piratería cometido al buque carguero Maersk Alabama por parte de cuatro somalíes, y cómo el capitán al mando (Hanks) se hizo cargo de la situación lo mejor que pudo, siendo incluso secuestrado con rescate de por medio. Esto quedó recogido en un libro escrito por el propio Richard Phillips y Stephen Tally, base del largometraje.

Greengrass vuelve por los fueros que tan bien se le dieron en United 93 (2006), una heroica historia real basada en una situación límite, dirigida casi íntegramente cámara en mano, siempre acentuando un elemento de realidad que mantiene en tensión al espectador las más de dos horas que dura Capitán Phillips; una película que es un constante clímax emocional en pos de la supervivencia de un personaje principal que las pasa putas. Impecable dirección -cuando los somalíes hacen con el control del Maersk Alabama, el táctico rescate naval del tercer acto, en general la totalidad del film está rodada con muy buen pulso-.

El mismo adjetivo que a la labor de Greengrass se merece un Tom Hanks sobre el que recae el peso dramático de la película; a ver, nada que se haya visto de Tom Hanks a estas alturas de carrera, siempre bordándolo. Bastante más sorprendente es el reparto de actores africanos, destacando al nominado a Globo de Oro, Barkhad Abdi, un villano de los que se gana rápido la antipatía y el odio -pese a sus justificaciones, que las tiene-.