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Zinephagus rating:
6
Western Independent filmmaker Jim Jarmusch reaches a new plateau in his career with this poetic anti-Western. DEAD MAN follows William Blake (no, not the famous poet), an innocent young man who travels out west in order to find employment but ends up a wounded fugitive on the run from ruthless bounty hunters. Partnered with a spiritual Native American named Nobody, Blake begins to morph into the outlaw that he is mistakenly considered to be. ... [+]
Language of the review:
  • es
February 23, 2015
2 of 3 users found this review helpful
Apartad, tóxicos desmitificadores, vuestras zarpas de la leyenda. Tal es el pensamiento que los adoradores del western clásico tenemos, de modo recurrente, cada vez que nos toca asistir al zarandeo frívolo de materia sagrada desde el bando del cachondeíto, el espíritu disolvente o el ajuste de cuentas con no se sabe bien qué.

Jarmusch es un transgresor bien apreciado en los círculos de aficionados que se sienten modernos. Y tal. Con una carrera llena de altibajos, con sus momentos de interés, con su talento... y con sus limitaciones. Aquí, de la mano del moderno rey no proclamado de la extravagancia en la revisitación de géneros viejos con nueva sintaxis: no otro que Johnny Depp. Cosa, la tal revisitación, que, si sirviera para igualar o mejorar los resultados de antaño, estaría la mar de bien. Pero nada funciona si uno no se lo cree, si aborda el asunto desde un prisma escéptico, indulgente, pasado de rosca, altivo.

"Dead Man" no es un film blasfemia porque Jarmusch, aunque se sitúe al borde de la parodia más estéril, tiene oficio suficiente para eludir la incompetencia visual. Es más, aunque se le note al director más de la cuenta su raíz urbanita y carezca de un sentido espectacular de la fisicidad del paisaje, hay seductores puntazos de potencia iconográfica en algunas secuencias. Las de muy al principio y muy al final, esencialmente. Se agradecen también los punteos y zarpazos de Neil Young. Porque Neil Young es siempre una fiesta, incluso fuera de contexto.

Todo lo demás, muy olvidable. Desde un reparto lujoso y desaprovechado, con alguna concesión bizarra (Iggy Pop), que normalmente se limita a hacer el indio (en algún caso, literalmente) a una historia en sí misma atractiva en planteamiento y frustrada en desarrollo. Lástima: con menos ínfulas por parte de Jarmusch y su equipo, con más humildad y mejor pulso en una deseable reescritura del hipotenso guión, la cosa podría haber sido distinta. Pero también todos podríamos ser una bicicleta de haber nacido con ruedas.
Zinephagus
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