Original historia sobre perdedores natos en la que un joven e ingenuo paleto del Oeste americano llega a Nueva York con la firme intención de ganarse la vida prostituyéndose con mujeres ricachonas. Allí conoce a un timador de poca monta tullido y enfermo con el que entablará una entrañable amistad. Como es lógico el cowboy pronto se da de bruces con la dura realidad y desencantado tratará de sobrevivir junto a su amigo en condiciones cada vez más precarias. Ambos reconocen que no pueden seguir así y se marchan a Florida en busca de un clima más benigno.

La historia en si es muy dura pero está contada sin excesos dramáticos y el público llega a simpatizar con sus protagonistas, en especial con la inocencia de Voight. Es una obra agridulce que habla también de la esperanza, de la necesidad de metas y sueños en esta vida para salir adelante en momentos de adversidad. Trata temas atrevidos, al menos en la época en la que se estrenó, como por ejemplo el de la prostitución masculina. Tanto la banda sonora de John Barry como el tema "Everybody's Talking" de Harry Nilsson aportan el tono justo a la película.