El tandem Iñárritu-Arriaga debutó a lo grande con este impactante drama urbano ambientado en el Méjico de finales de los noventa muy alejado de los estereotipos habituales. Se trata de tres historias relacionadas y con un nexo común como son los perros y un brutal accidente de tráfico. En la primera dos amigos utilizan a su perro en peleas clandestinas, en la segunda una bella modelo queda herida de gravedad después de un accidente en el que se rompe la pierna aparatosamente y en la tercera un vagabundo y sicario a sueldo realiza su "trabajo" tratando de recomponer las relaciones con su hija que le cree muerto.

En su momento gustó mucho y fue un éxito internacional recompensado con infinidad de premios y la nominación al Oscar de mejor película extranjera. Finalmente no lo logró pero lo cierto es que quince años después de su estreno la película no ha perdido un ápice de interés. Se le puede reprochar un exceso de dramatismo y la crudeza de sus imágenes pero a pesar de que se trata de tres historias violentas y desagradables la calidad del guión y el trabajo de sus actores es encomiable. También destaca la labor del director y la banda sonora del argentino Gustavo Santaolalla que posteriormente ganaría el Oscar por su trabajo en Brokeback Mountain.

En resumen Amores perros es un drama crudo y violento pero también con cierto atisbo de esperanza, rodado de forma realista cámara en mano que puede no ser plato para todos los gustos pero que no deja indiferente a nadie. Cuando la vi en su día me pareció excelente, la he vuelto a ver recientemente y me sigue pareciendo magnífica.