En Skyfall para celebrar el cincuenta aniversario de la serie James Bond todo ha sido cuidadosamente planeado para que salga perfecto. Y así ha sido, la película número veintitrés de la saga es un brillante homenaje en el que se restablecen los mimbres sobre los que se cimenta el Bond más clásico. Entre ésta y la anterior han pasado cuatro años en los que se nota el esfuerzo de los guionistas por no defraudar a los fans. La trama se desarrolla lentamente para degustarla mejor y disfrutar de un Bond más adulto y complejo sin olvidarse de la acción más espectacular filmada en exóticos paisajes como Shangai, Macao, Estambul y por supuesto Londres.

El guión bucea en la personalidad de Bond al mostrar su lado más vulnerable y nos permite conocer algo más sobre sus orígenes. Craig encarna a un Bond frío y seductor demostrando estar en plena forma física y más comodo en su papel después de interpretarlo por tercera vez. Tampoco me puedo olvidar de nuestro Javier Bardem y su formidable trabajo interpretando al villano. Debe tener un gran nivel de inglés porque su papel tiene bastante diálogo aunque tarda en aparecer. Judi Dench también tiene más relevancia que nunca en su rol de M y Ralph Fiennes y Albert Finney le dan lustre al reparto. Las chicas Bond son muy atractivas aunque sus papeles son bastante secundarios. La película no es tan acelerada como su predecesora y se toma su tiempo para contar las cosas. Mejora por tanto a Quantum of Solace y llega al nivel de Casino Royale superándola incluso.

En definitiva Sam Mendes y todo el equipo han hecho un gran trabajo recuperando al Bond original, insuflando a la serie de sangre nueva y dejándolo todo preparado para nuevas aventuras de 007. Respecto al tema musical de Adele, decir que es correcto pero no pasará a la historia, la última gran canción de una película Bond fue la de "Goldeneye" de Tina Turner aunque tampoco estuvieron mal la de Chris Cornell en Casino Royale y la de Alicia Keys y Jack White en Quantum of Solace.