Para mi gusto junto a El ataque de los clones y Los últimos Jedi, la peor película de la saga Star Wars.

Tuvo muchos problemas durante su rodaje y se tuvo que cambiar de director a mitad de proyecto. Ron Howard fue el encargado de apagar el incendio y reconducir la situación. Se limitó a ir a lo seguro sin arriesgar y cumplió con el expediente. Invitó a su hermano Clint a intervenir en un pequeño cameo como suele hacer en casi todas sus películas, así como a Warwick Davis, el protagonista de Willow. El resultado es de lo más vulgar.

Una historia olvidable, en la que todo se ve a la legua, protagonizada por un actor que no tiene el carisma de su predecesor, acompañado de personajes poco atractivos cuando no insoportables o antipáticos como la robot con ínfulas revolucionarias amiga de un joven Waldo Calrissian.

Aunque los efectos visuales son brillantes, una fotografía oscura afea la acción y perjudica el resultado final del tinglado. A eso se añade que tantas películas sobre la Guerra de las galaxias estrenadas en tan poco tiempo, cinco en cinco años, resulta excesivo. El buen sabor de boca que dejó el spin off Rogue One animó a los productores a rodar otro sobre uno de los personajes más carismáticos de la franquicia Han Solo. Sin embargo esta vez Lawrence Kasdan no estuvo tan inspirado como cuando escribió el de El imperio contraataca.

La película fue un fracaso de crítica y público. La primera que no contó con el favor del público ni siquiera de los fans más incondicionales.