Una buena película te saca emociones que llevas dentro y te hacen reír, desesperar, intrigar o incluso llorar. Para tal fin, se vale de una serie de ingredientes que el espectador debe tomar, si lo desea, para mezclar él mismo en su "marmita" sentimental. El resultado puede ser un éxito o un fracaso, pero ahí está el riesgo de la propuesta del cineasta.
Sin embargo, en el caso de CINEMA PARADISO y de otras muchas del estilo, no existe ningún riesgo, ya que todos esos ingredientes están total y descaradamente conducidos hacia ese objetivo, el de provocar una emoción, o mejor expresado, el de FORZARLA, jugando con los cuatro truquitos que llevan empleándose en el cine desde que fuera creado: la banda sonora, las imágenes evocadoras, la retrospectiva nostálgica, la tragedia, la historia de amor y pasión... Son cosas que no me gustan, me hacen sentir encadenado, cuando a mí lo que de verdad me hace feliz poniéndome una peli es verme libre y desnudo para pensar lo que yo quiera. Y CINEMA PARADISO me conduce por el camino que ella traza, en vez de dejarme a mí elegirlo.
Aparte, es muy lentorra y apastelada, lo cual le resta enteros a un conjunto simpático y hasta bello en ocasiones.