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8
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March 28, 2009
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Hay mil formas de hacer una película. Cada director tiene su forma, y algunos hasta su estilo particular. No todos tienen esto último. Spike Lee si posee un estilo, un estilo guerrillero y furioso para su cine.
Hay mil forma de rodar una conversación entre dos personas, aunque el 95% de las veces la vemos siempre igual; plano de Manolo diciendo algo, cortamos a plano de Pepe que contesta, y mantenemos en plano de Pepe para ver su reacción a lo que vuelve a decir Manolo. Spike lee, cámara en mano, rueda a Manolo hablando, y con un movimiento de la cámara pasa a Pepe que contesta, y volvemos con este movimiento de cámara (barrido) hacía Manolo. Spike Lee da mayor dinamismo, más velocidad, aunque los planos de los personajes duren el mismo tiempo, el efecto es diferente. Si a esto Manolo y Pepe parecen enfadados, la sensación es de peligro. Luego acentuamos este peligro con una composición del plano inclinado, torcido, para que parezca que de un momento a otro Manolo va a destrozar el radiocasete que lleva Pepe y este va a intentar estrangular a Manolo. También tenemos sensación de realismo y cercanía.
Hay mil formas de rodar como dos personas se encuentran, y uno de ellos lanza un pequeño monólogo sobre el "amor" y el "odio". Hay quien pondría un espejo y así el personaje de Menganito al hablar al espejo se habla así mismo. Spike Lee, cámara en mano nuevamente, es mas descarado, más rápido y menos sutil: cámara en mano que sigue al personaje de Jaimito desde atrás, se encuentra con Menganito, y rápidamente, la cámara se coloca delante de Menganito, que al empezar a hablar mira directamente a cámara.
Tampoco, y obviando mil detalles más de dirección, se puede olvidar el que yo llamo "momento Spike Lee". Diferentes personas, mirando a cámara dan su opinión sobre otras razas, culturas o nacionalidades.
Así Spike Lee le da alma a su película, un alma sucia, ágil y dinámica. Un Alma cabreada con el mundo que le rodea. Spike Lee lanza puñaladas en todas direcciones, y todos reciben.
Conclusión; película con alma sucia, con ganas de denuncia pero no ofreciendo mensaje masticado para el espectador.
Posible indigestión si...A) No se entiende los matices y pequeños juegos del guión. B) Uno espera que los personajes acaben prendiendo fuego al barrio en el minuto 10.
Hay mil forma de rodar una conversación entre dos personas, aunque el 95% de las veces la vemos siempre igual; plano de Manolo diciendo algo, cortamos a plano de Pepe que contesta, y mantenemos en plano de Pepe para ver su reacción a lo que vuelve a decir Manolo. Spike lee, cámara en mano, rueda a Manolo hablando, y con un movimiento de la cámara pasa a Pepe que contesta, y volvemos con este movimiento de cámara (barrido) hacía Manolo. Spike Lee da mayor dinamismo, más velocidad, aunque los planos de los personajes duren el mismo tiempo, el efecto es diferente. Si a esto Manolo y Pepe parecen enfadados, la sensación es de peligro. Luego acentuamos este peligro con una composición del plano inclinado, torcido, para que parezca que de un momento a otro Manolo va a destrozar el radiocasete que lleva Pepe y este va a intentar estrangular a Manolo. También tenemos sensación de realismo y cercanía.
Hay mil formas de rodar como dos personas se encuentran, y uno de ellos lanza un pequeño monólogo sobre el "amor" y el "odio". Hay quien pondría un espejo y así el personaje de Menganito al hablar al espejo se habla así mismo. Spike Lee, cámara en mano nuevamente, es mas descarado, más rápido y menos sutil: cámara en mano que sigue al personaje de Jaimito desde atrás, se encuentra con Menganito, y rápidamente, la cámara se coloca delante de Menganito, que al empezar a hablar mira directamente a cámara.
Tampoco, y obviando mil detalles más de dirección, se puede olvidar el que yo llamo "momento Spike Lee". Diferentes personas, mirando a cámara dan su opinión sobre otras razas, culturas o nacionalidades.
Así Spike Lee le da alma a su película, un alma sucia, ágil y dinámica. Un Alma cabreada con el mundo que le rodea. Spike Lee lanza puñaladas en todas direcciones, y todos reciben.
Conclusión; película con alma sucia, con ganas de denuncia pero no ofreciendo mensaje masticado para el espectador.
Posible indigestión si...A) No se entiende los matices y pequeños juegos del guión. B) Uno espera que los personajes acaben prendiendo fuego al barrio en el minuto 10.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El guión es bastante más complejo de lo que pueda parecer. Todos temen y desconocen al prójimo, y a esto muchos le dan la etiqueta de racismo. Pero el guión va más allá. En un principio, el personaje de Samuel L.Jackoson puede parecernos libre de prejuicios, pero curiosamente él en su emisora sólo pone música de negros. En cambio, al dueño de la pizzería se le acusa de racismo al tener en su tienda fotos exclusivamente de italiano americanos. Quienes le acusan de esto, son posiblemente los mayores racistas de la película, unos negros que se quejan del racismo imperante por los blancos. Todos, salvo 5 honrosas excepciones, entran en el mismo saco de quejicas, ignorantes temerosos de los que no se parece a ellos. Por contra, una figura para mí que queda desde luego lejos de poder ser un prejuicioso con los que le rodean, no para de decir tacos sobre los negros, amarillos y demás colores. Esto no lo convierte en un racista, luego, actua de forma diferente.
El dueño de la pizzería, uno de sus hijos, el viejo borracho y la mujer a la que ama, y por último, la hermana del protagonista, no tienen ningún tipo de prejuicio. Más evidente los cuatro últimos casos, más escondido y con una reflexión más sutil que, por ejemplo, la última película de Clint Eastwood, lo del dueño del local.
El resto de personajes, hasta el protagonista, son o abiertamente racistas (el otro hijo del dueño), o ignorantes (la mayoría de los negros o personajes con pocas líneas de diálogo) o calladamente con prejuicios (los chinos del barrio o Samuel L. Jackson). Mención a parte para la policía, duramente criticada por el director.
El dueño de la pizzería, uno de sus hijos, el viejo borracho y la mujer a la que ama, y por último, la hermana del protagonista, no tienen ningún tipo de prejuicio. Más evidente los cuatro últimos casos, más escondido y con una reflexión más sutil que, por ejemplo, la última película de Clint Eastwood, lo del dueño del local.
El resto de personajes, hasta el protagonista, son o abiertamente racistas (el otro hijo del dueño), o ignorantes (la mayoría de los negros o personajes con pocas líneas de diálogo) o calladamente con prejuicios (los chinos del barrio o Samuel L. Jackson). Mención a parte para la policía, duramente criticada por el director.