La vírgenes suicidas es una película incomprendida. Así como lo fueron sus protagonistas. Adolescentes etéreas y sensuales que no consiguieron encajar en un mundo de autoridad paterna castradora, en una sociedad de rígidas normas.

Se le critica a Sofía Coppola haber podido debutar con esta película solamente por ser quien es. Es probable que así sea, pero eso no quita que el film acierte en muchas cosas. Acierta en retratar una edad en que todo parece posible y donde todo está por descubrir (lo bueno y lo malo), acierta en crear una atmósfera de una profunda belleza, acolchada por la Banda Sonora (Impresionantes AIR) que dibuja a la perfección el tono que persigue el film, acierta al dejar sin respuesta muchas cuestiones colocando al espectador al nivel de los pretendientes de las chicas, acierta en escenas como la del intercambio musical por teléfono, acierta con el casting, la fotografía...

Podría seguir destacando aciertos, me limito a vincular el film con la ya clásica Picnic en Hanging Rock de Peter Weir. Ambas tienen en común tratar sobre temas como la feminidad, el deseo, la muerte, pero sobretodo la pérdida y el desconcierto ante el vacío. Y ambas lo hacen con imágenes de sugerente belleza y dejando una extraña sensación de que acabas de ver algo especial.