Veo pocas críticas a esta primera e inusual película de Lasse Hallstrom.

Confieso que arranca con menos chispa de la necesaria y me ha costado un poco cogerle el pulso, supongo que como al propio director.
Pero, a medida que el guión avanza y van ocurriendo cosas, se gana en ritmo y se nota que la mano al timón gana en seguridad y firmeza.

Es una película sobre la infancia y el tránsito a la adolescencia en un mundo poco industrializado, que lentamente se va alejando de la posguerra.
Por el enfoque que le da Hallström puede gustar por igual a niños y mayores. De hecho, estoy seguro que a los primeros les va encantar, dado el buen hacer del niño protagonista, Anton Glanzelius (que al parecer no hizo más cine) y las aventuras que le toca correr.
Los mayores nos veremos un poco reflejados en algunas escenas, tanto las infantiles como las de los adultos, aunque estas últimas tengan un peso menor.

La parte emotiva es dura, pero bien llevada y el humor siempre equilibra la balanza.
Es el tipo de película que puede instalarte en la cara una de esas sonrisas "tontorronas" de las que no se te quitan hasta media hora después del final del metraje...
Sinceramente, no creo que se le pueda pedir más al film de un joven realizador.

Ah… lo olvidaba, aunque la temática es muy distinta, se nota la sensibilidad de un autor que, años después, habría de realizar una de mis películas favoritas (también con niños, pero con menos peso) que nadie debería perderse: Atando cabos, que cuenta con brillantes interpretaciones del tan alabado Kevin Spacey y la siempre maravillosa Julianne Moore.