Una madre que ama a su hijo más que a su propia vida. Un hijo con problemas de salud. La madre y el hijo viviendo en un país que no es el suyo. El dinero que casi no alcanza para subsistír. El guión de la nueva novela de la tarde?. Podría serlo pero no, porque detrás de todo esto está Lars Von Trier, y tenemos el drama asegurado. Se le puede decir las peores ofensas a esta película y criticarla con la mayor ferocidad, pero sólo un corazón de corcho puede ver esta maravilla del séptimo arte y no sentir un nudo en la garganta. Es simplemente desgarradora. Y de verdad que no existe la justicia en los festivales cinematrográficos del mundo, porque si la hubiese no tendría que haber quedado un sólo premio sin entregársele a Björk. Su actuación es arrasadora. Una de las mejores en la historia del cine. No puedo imaginar a nadie más interpretando el papel de Selma, con la entrega total y absoluta que tiene Björk. Cuando la ví hace mucho tiempo en una sala, salí en un estado de angustia y estremecimiento que me duró varios días, no podía redordar la película sín que se me llenasen los ojos de lágrimas, tal fué el impacto que me provocó. Habrá gente que opinará lo contrario y le parecerá un desastre, pero lo maravilloso del cine de Von Trier es que no te deja nunca indeferente, ya sea para aplaudirlo o para silvarlo pero siempre mueve sentimientos. Lejísimos es ésta su mejor película y su obra cumbre. Secundando a la maravillosa Björk hay un reparto ínigualable, comenzando por Catherine Denueve como su amiga incondicional, en un papel secundario que una diva de su estirpe sabe perfectamente como hacerlo brillar. Peter Stormare como el hombre dispuesto a todo por amor es ESTREMECEDOR. Las escenas donde Selma se desconecta de la realidad a través de la música son magistrales, se puede palpar la dulzura y la inocencia como ella siente la vida. Pocas actuaciones en el cine me dejaron tan impactada como la de la genial islandesa. Mientras estoy escribiendo recuerdo algunas escenas, y la angustia me vuelve al alma. Sinceramente nadie debería dejar de verla, aunque sea con un pañuelo en la mano o con un tomate en la otra.