“El mañana” prefiere distanciarse de la seriedad magnética de “Goldeneye” para ser un entretenimiento espectacular y en movimiento, pero finalmente no memorable y sin suspense. En términos de ritmo mejora a la anterior, pero el argumento se resiente y corre el riesgo de ser tomado un tanto a risa. Pierce Brosnan es un Bond atractivo, más cómodo y que engancha, que aún retiene esa vena seria de la anterior, aunque quizás se preocupa demasiado de la elegancia más que de imponer. Por lo demás, es una entrega más de Bond que no deja nada de huella y finalmente se va tan rápido como las noticias que preferimos ignorar.