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Sergio Berbel rating:
8
Drama Intimate portrait of a woman drifting between reality and denial when she is left alone to grapple with the consequences of her husband's imprisonment. Left alone grappling with the consequences of her husband's imprisonment, Hannah (Charlotte Rampling) begins to unravel. Through the exploration of her fractured sense of identity and loss of self-control, the film investigates modern day alienation, the struggle to connect, and the ... [+]
Language of the review:
  • es
November 5, 2023
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“Hannah” es una película durísima, áspera, inquietante, cerrada en sí misma, de difícil digestión, oscura y poliédrica, que ofrece pocas explicaciones ante el terrible dolor que expone y que requiere paciencia del espectador para ir armando el puzle ante la falta de elementos iniciales de la que parte y, desde luego, con una interpretación histórica de la veterana Charlotte Rampling, que aparece en todos los planos de la cinta y que consigue vestirla con la rugosidad desagradable que la preside.

Siguiendo la estela del más implacable Michael Haneke, los planos fijos y los fuera de campo (ojo al virtuosismo de las imágenes reflejadas en todos los espejos de la casa de su protagonista) presiden una narración deliberadamente críptica, árida, indescifrable en su primera media hora, en la que seguimos a una señora mayor que apenas se dirige la palabra con su marido al que acompaña, eso sí, cuando ingresa en prisión. Se gana la vida limpiando la casa de unos burgueses y su única afición conocida, dentro de una vida brutalmente triste y silente, es ir a clase de teatro.

Resulta obvio que ella ha caído en un absoluto ostracismo social, habiendo sido condenada por los pecados que han llevado a prisión a su cónyuge y que han supuesto que viva en la más radical soledad y en un entorno profundamente silente, lo cual la lleva a ser cada vez más arisca, más introvertida, más apartada. La interpretación de Charlotte Rampling, premiada en el Festival de Venecia de 2017, resulta antológica en un ejercicio de introspección realmente sublime donde las frases que pronuncia son escasas y todo se fía a la sabiduría de su expresividad facial.

El guión, del propio Andrea Pallaoro, es un alarde de ausencia de datos y explicaciones, capaz de fomentar un misterio que atrapa al espectador, ansioso de conocer los entresijos de la terrible tragedia que reflejan en todo momento el rostro de Charlotte Rampling y la tenebrosa fotografía desangelada y gélida de Chayse Irvin.
Sergio Berbel
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