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Poland Poland · Terrassa
Taylor rating:
7
Drama Cosmo Vitelli owns the Crazy Horse West, a strip joint in California. He's laconic, a Korean War vet, and a gambler. When we meet him, he's making his last payment on a gambling debt. Then, he promptly loses $23,000 playing poker at an illegal local casino. The guys he owes this time aren't so friendly, pressuring him for immediate payment. Then they suggest that he kill a Chinese bookie to wipe off the debt. Vitelli and the film move ... [+]
Language of the review:
  • es
February 15, 2011
35 of 49 users found this review helpful
La clave está en soportar los primeros 45 minutos. Porque mira que la peli es jodía. Jodía, lenta, larga y con tramos verdaderamente rarunos. O, más que rarunos, con profusión de diálogos —digámoslo así— aparentemente banales e improvisados. Pero si logras superar con éxito ese arduo e ingrato tramo inicial, lo que viene a continuación (el tan cacareado asesinato de un presunto corredor de apuestas chino) es —a todas luces— más digerible. Sobre todo porque rompe con esa especie de deliberado titubeo argumental del principio y otorga, indudablemente, algo más de tensión y mordiente a la típica peli en la que —pa que nos vamos a engañar— pasar, no pasa nada. Nada de nada.

Quizás por todo ello yo recomendaría —antes de abordar una peli como “El asesinato de un corredor de apuestas chino”— haber tenido una experiencia previa con Cassavetes. Un cineasta tan complejo —o más— que Lynch, Tarkovsky o Antonioni. Como tampoco estaría de más echarle un vistazo a la biografía de esta “rara avis” del séptimo arte. Porque si John Ford es considerado el padre del western o Hitch, el mago del suspense, lo que está claro es que Cassavetes es el rey del cine independiente. O, si lo preferís, del cine underground. De ese cine hecho por y para gafapastas de pura cepa que —más que contarnos nada en concreto— tan sólo pretende reflejar el punto de vista de su autor acerca de algo. En este caso —según los acólitos de Cassavetes— sobre su propia vida. Una vida, como no, independiente, intensa y absolutamente disoluta. Como la de Cosmo Vittelli, su ‘alter ego’. El tipo (enorme Ben Gazzara, por cierto) que luchó por mantener su garito en pie y que nunca —reitero: nunca— perdió la sonrisa.

Siete estrellitas y no menos, pues, para una peli aparentemente insoportable que dice mucho más de lo que parece. Ah, y además salen tetas. Unas cuantas.

Salud, hermano.
Taylor
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