Resulta sorprendente, y a la vez gratificante, comprobar como una historia sin demasiada acción, sin golpes de efecto y sin excesivo suspense es capaz de absorbernos como lo hace “Zodiac” durante sus más de ciento cincuenta minutos de duración. Y digo sorprendente porque -ignorante de mi- no esperaba hallar en la peli de Fincher más que un thriller al uso. Algo más elaborado que “El silencio de los corderos” o “El coleccionista de huesos”, por ejemplo, pero un thriller meridianamente convencional al fin y al cabo. Huelga decir que me equivoqué. De cabo a rabo.

“Zodiac” viene a ser, por consiguiente, el retrato de una obsesión. La de una serie de policías y periodistas empecinados en identificar a uno de los asesinos en serie más siniestros y enigmáticos de la crónica negra yankee. Una recreación dramática –contenida y pormenorizada, eso sí- de una historia basada en hechos reales que tal vez no apasionará a los amantes de las emociones fuertes pero que, sin lugar a dudas, seducirá a todo aquel que sepa apreciar y disfrutar de un ejercicio de estilo sobrio, austero; impecable, diría yo.

Es posible, como comenta Tomine, que a este pájaro le falten un par de colacaos pero, de momento, su cuaderno de ejercicios es tan pulcro e irreprochable como el del más listo de la clase.

Nota: Progresa adecuadamente.