Como toda obra de culto, Screaming Mimi ha estado escondida mucho tiempo y pocas personas debieron verla en su momento. No se trata de una obra maestra, tan sólo es una peliculita de intriga con toques eróticos que debió ser atrevida en su momento. No obstante, conviene destacar algunos puntos de interés para el cinéfilo.
De entrada, se trata de una novela de Fredric Brown, prolífico autor de novela negra y ciencia-ficción, justamente famoso por su ingenio y diabólico sentido del humor (los fans no habrán olvidado ¡Marciano, vete a casa!). La película posee atmósfera y unos toques expresionistas servidos por la brillante fotografía en b&w de Burnett Guffey.
El director es otro bicho raro, Gerd Oswald, nacido en Alemania, quien paseó su talento por numerosas series televisivas, desde Bonanza a Star trek, pasando por The Twilight Zone, y es autor de otra peli nada desdeñable, Un beso antes de morir. en que intentó cambiar los papeles de chico bueno de Robert Wagner con bastante éxito.
Y cómo no destacar la aparición de Anita Ekberg, cuyos pechos llenan la pantalla literalmente. Actriz nefasta, pero dotada de un cuerpo que parecía hecho ex profeso para Fellini, compone aquí con más o menos acierto el papel de la tal Screaming Mimi, con ducha y todo, aunque recatada. He oído decir por ahí que El pájaro de las plumas de cristal es un remake cinconfeso, pero eso lo dejo para ulteriores investigaciones.