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Spain Spain · Barcelona
Eduardo rating:
6
Film noir. Thriller Lawyer Ralph Anderson arrives in Tula, an amazingly remote town in the desert, as reluctant emissary of mob chief Victor Massonetti, who wants the airstrip clear for his unofficial exit from the country. Ralph's arrival has a profound effect on his estranged father, the sheriff; his brother Tip, an alcoholic deputy; and his ex-sweetheart Linda, now married to Tip. Tension builds as a small army of gangsters takes over the town. Then the situation abruptly changes... [+]
Language of the review:
  • es
April 13, 2014
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Norman Panama y Melvin Frank compusieron una afamada asociación de guionistas/directores escorada por lo general hacia la comedia. De sus plumas salieron Los Blandings ya tienen casa, Un gramo de locura, Navidades Blancas, Habitación para dos, Dos frescos en óbita, etc. Curiosamente, en 1959 cada uno se fue por su lado. Melvin Frank dirigió un western violento y apañadito, Los rebeldes de Kansas, y Norman Panama, un noir, La trampa, el que nos ocupa en este momento. Después, ambos regresaron a lo que sabían hacer mejor y nunca más se alejaron de los terrenos de la comedia. La trampa narra la situación en que se ha metido un leguleyo venido a menos (Widmark), convertido en correveidile del gánster Massonetti (Lee J. Cobb, con su habitual cara de asco). Widmark tiene problemas con su padre, el sheriff del poblacho, y con su hermano, el apocado y calzonazos ayudante del sheriff (Holliman), sobre todo porque está enamorado, y el sentimiento es correspondido, de la mujer de su hermano, la explosiva Tina Louise (malas noticias para sus fans: ni enseña nada, ni utiliza ropa provocativa; mejor revisáis God's Little Acre, donde debía poner de los nervios hasta al santo Job). El devenir del guión es algo teatral, con los principales personajes atrapados en el decorado único del desierto, y después en la cabaña donde tiene lugar el enfrentamiento definitivo. Sin ser nada del otro mundo, sólo un noir algo blandengue, aun se puede ver cincuenta años después sin aburrirse en exceso, sobre todo por los exteriores en bonito tecnicolor, y la esforzada composición de Widmark (al fin y al cabo era el productor). Para cvompletistas y coleccionistas.
Eduardo
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