Creo que nadie de los que hayan visto la nueva película pueda afirmar con una sonrisa que esa es la película que esperaban ver. En mi caso fue una decepción profunda, una sensación de no comprender cómo esta película ha llegado a las salas.
Está claro que no iba con la intención de que me gustase tanto como la primera, pero tampoco esperaba ver un filme que en mi opinión no aporta nada y un estilo que ha perdido toda su fuerza y señas de identidad.

No comparto lo que dice la gente sobre que no hay que comparar las dos películas y que no puedes ir esperando ver la primera porque te quedarás decepcionado. Cuando a una película le pones el mismo título y comparte los mismos protagonistas es inevitable pensar que el director quiere aportar algo más a la historia o que te sorprenderá con una nueva trama. Ni de lejos es este el caso. Toda la película se basa en la anterior y lo que completa me parece que hasta llega a romper con la buena cualidad que tenía la primera de dejar al espectador crearse sus teorías e imaginarse los lazos entre los personajes.

En definitiva, me parece que la película no tiene razón de ser. Se ha perdido toda la chispa de la primera, no se ve nada de ritmo y está totalmente estancada en la primera película. Se enfoca todo desde un punto de vista éticamente correcto y de valores que consiguen que se pierda toda su esencia.
No sé si la primera película fue una obra planeada o un momento de inspiración que nunca volvió a repetirse.