Ya hace unos años con la adaptación por separado de este antagonista de Spiderman, con su propia película, se le perdonaron varios pecados solo por el hecho de sostener una aventura en solitario intentando dar más difusión y profundidad a sus intenciones. Hoy sin embargo, pese a tener más dientes que la saga de Tiburón, "Venom", el simbionte luce cada vez más infantilizado y reducido a un titiritero confidente de penas de amor y dudas existenciales.

Las niñerías de personajes que destilan terror en su impronta son un contraste ineludible para una película que pregona matanzas y decepciona como un ratatouille de CGI sin conseguir algo de alma propia, un carisma o corazón que le haga valerse por si misma, quedando reducida a chispazos o gacs cómicos incluso burdos. 

Casi podemos percibir la desorientación de Tom Hardy en escena pero debido a un guión frágil y un ritmo de película francamente desesperante por instantes. Sus momentos con Michelle Williams son subestimados ante los efectos especiales y el desperdicio de una leyenda como Woody Harrelson solo nos genera molestia en esta errante secuela.

"Venom: Carnage liberado" (2021) es otro escalón abajo para un Sony que no aprende ciertas lecciones intentando imitar el modelo de negocios de Marvel, viendo sus fórmulas exitosas pero no considerando los tropiezos de ese estudio, vitales para comprender sus contados triunfos. Venom como personaje es un villano a carta cabal e intentar disfrazarlo de anti héroe puede que sea una apuesta interesante pero con estos parámetros claramente no es el camino.

Como signo evidente del bajo nivel de las películas de este tipo, cuando las escenas post créditos son más recordables que las dos horas que acabas de ver, es síntoma claro de haber perdido el tiempo. Acá los chispazos existen pero no son suficientes para justificar el ejercicio de verla.

Recomendación:
Pobre. Decepcionante. Tiene momentos pero es una seguidilla de tropiezos sin impacto verdadero en el espectador.

=Cité de Buyinski= buyinski.blog