La estructura recuerda, y mucho, a The Killing of a Chinese Bookie, de J. Cassavetes. En aquella se podía seguir el recorrido que hacía el gerente de un club nocturno cada noche, entre camerinos y bares de copas, hasta que le encargan asesinar a un corredor de apuestas chino. Aquí, tenemos a un pletórico Michael Imperioli cuyo personaje parece un homenaje al de Ben Gazzara, aqui llamado Bennie Gaza. Este personaje viene a representar los viejos valores que tratan de resistirse a la crisis que parece imperar en la modernidad, y que le quiere arrebatar el sostén moral del Cabaret del que es propietario. Los viejos tiempos dan paso a los nuevos; los espectáculos pasan a ser prostitución y las artistas mera carne de cañón. Ante esto, Imperioli se mantendrá en sus trece, aunque el saborcillo a Los Soprano ya viene a indicar que no se lo pondrán fácil desde arriba.

Casi todo el reparto está recuperado de aquella hermosa serie, de la que esta película parece un corolario más que satisfactorio. Vale mucho la pena por la forma y el respeto con el que los personajes son tratados, y por el homenaje a Cassavetes que se destila desde las primeras tomas. Una joyita que pasará desapercibida pero es de obligado visionado para todo aquel que disfrutara con Los Soprano.