Quizás parezca que la idea de esta película es una tremenda chorrada. Personalmente, no la vi por su promoción, sino por recomendación directa, y desde luego es mucho mejor de lo que aparenta.
No es un cuento sobre la televisión antigua, sino más bien una sobredosis de nostalgia de los años 50, un choque de mundos en plan viaje en el tiempo.
Y aunque el sabor es tremendamente americano, el tema de la inocencia frente a la modernidad y el escalón generacional, se puede entender y disfrutar sin que hayamos vivido en ese contexto de “Cuéntame” yanki.
Además, el reparto es bueno, tanto los jóvenes como los mayores.
Las escenas de Reese Whiterspoon son las más graciosas, con un Paul Walker aún no famoso, que tiene un personaje un poco atontado.
A nivel técnico, destaco la impresionante fotografía, incluso para ser casi todo el tiempo en blanco y negro.
En fin, es un film que entretiene y tiene su moraleja, a pesar de su absurda premisa. Eso sí, para mi gusto es más larga de lo necesario.