En los 90, los dos Kevin eran los amos y podían permitirse el lujo de encauzar proyectos arriesgados como este.
Se trata de un film de aventuras atípico, de ambientación histórica inusual, tremendamente entretenido al tiempo que instructivo.
Me atrevo a decir que hasta ahora es la única gran producción ambientada en la isla de Pascua antes de ser descubierta por los occidentales.
Esto conlleva un ejercicio de recreación estupendo, en el que supongo que algo de asesoramiento histórico hay, a pesar de ser una cultura (al igual que el propio film) muy desconocida, incluso por los historiadores.
Nos muestra una vida de curiosas costumbres, religión y marcada por la construcción de los famosos “moai”. Era una sociedad clasista y competitiva. La historia se centra en una relación amorosa mal vista, así como en una peculiar competición deportiva.
La puesta en escena y los paisajes completan un argumento muy ameno y comercial. Entretiene mientras nos cuenta como vivía esta civilización, y todo ello en tan solo unos 100 minutos, sin que decaiga ni aburra en ningún momento.
Llama la atención ver a Jason Scott Lee, que da el pego para el papel, cuando también lo daba para hacer de Bruce Lee en “Dragón”. Sale también la bella Sandrine Holt, muchos años antes de que la descubriera en la serie “24”.
Diría que lo único malo de esta película es que casi nadie se acuerda de ella, así que no llega ni al estatus de cine de culto a rescatar. No solo no está en plataformas (que yo sepa), sino que la edición del DVD en España es vergonzosa. Además de estar casi descatalogada, la imagen es cuadrada con las franjas horizontales incorporadas (igual que “Abyss” por cierto, cosa que clama al cielo), lo que no la hace apta para pantalla panorámica, así como una calidad de imagen y sonido muy penosa. Es una lástima que pase esto con ciertas películas, pero es lo que hay.
Con todo, se la recomiendo mucho a cualquiera que no la haya visto. Es una pequeña joya a rescatar del cine de los 90.