Como diría el personaje del viejo, es obvio que este título de ciencia ficción minimalista se inspira en el film de culto de Vincenzo Natali “Cube”. Pero esta especie de cárcel vertical con extrañas reglas, consigue tener su personalidad propia, ingenio argumental y un atractivo muy especial.
Unos pocos personajes y un único escenario. Prácticamente solo hay diálogo mientras se adaptan y aprenden de este extraño entorno. Casi no hay nada más. Pero cuando hay imaginación y nos cuentan algo de esta forma tan absorbente, no hace falta más artificio.
Los actores están bien, especialmente Zorion Eguileor, con su prepotencia y sus obviedades.
Pero por supuesto, no es solo una simple historia friki de ciencia ficción. Como suele suceder en estos casos, es un profundo estudio psicológico del ser humano, y una crítica social medianamente encubierta sobre el clasismo y las desigualdades. Es obvio, pero no por ello menos brillante.
A más bajo nivel, más escasez y más actos ruines por sobrevivir, algo que se corresponde perfectamente con el sistema capitalista.
La película falla tan solo un poco en su chirriante banda sonora, pero por lo demás es muy recomendable e interesantísima.