Sin duda la baza de esta película es contar en su reparto a dos grandes actores de dos generaciones distintas. Se nota nada más ver el cartel con sus caras, pues es lo único que nos muestra, junto con el bello rostro de Milla Jovovich.
Veamos lo que ofrece. Se trata de un thriller con triángulo entre un recluso, su psicólogo y su mujer. Empezamos viendo las sesiones de estos dos, en lo que parece que va a ser un duelo interpretativo épico. Al principio ambos prometen falsamente que van a dar lo mejor de sí mismos con diálogos interesantes.
Luego entra en escena Jovovich, que hace el papel de mujer despendolada, capaz de hacer lo que haga falta por sacar a su marido de la cárcel. Ahora parece que la cosa promete ser un thriller interesante con giros argumentales. Pero nuevamente el argumento lo echa todo por tierra. Aunque hay que reconocer que esta actriz siempre ha sido y siempre será una cara bonita que nunca actúa demasiado bien.
Cuando lleva un rato y conocemos a los personajes y sus relaciones, el globo se desinfla. En vez de ir a más, la película se dedica a divagar y a dar tumbos en tierra de nadie, sin que ella misma tenga claro ni lo que nos quiere contar ni a dónde quiere ir a parar. Es como si el guionista supiera cómo empezar y cómo terminar, y se le hubiera olvidado que tenía que rellenar más tiempo entre medias. No hay más que escenas de relleno, planos en los que no hablan y vemos a los actores con la mirada perdida, y muy poco más.
Esto hace que por momentos aburra, aún siendo corta, y que cuando llegue el final ya no consiga emocionar.
Es una pena que unir a estos dos actores haya dado un resultado tan mediocre. De poco sirve contar con su presencia si no hay un guion contundente que lo respalde, o al menos algunas escenas en las que den más de sí, que ambos lo pueden hacer mejor.
Por cierto, que la banda sonora es deleznable.
A duras penas le pongo el 5.