A pesar de contar con dos grandes estrellas, además de un Edward Furlong que apuntaba maneras (aunque luego se malogró por el camino), esta película no tiene demasiada chicha.
La situación del hijo acusado de asesinato provoca un caos en esta familia, pero el desarrollo argumental no se sale mucho de las discusiones con los padres y la tensión por saber lo que va a pasar, ya que el chico no suelta prenda.
Desde el punto de vista criminal y judicial, tampoco es nada del otro mundo, pues no tiene el más mínimo giro o sorpresa que consiga despertar una pizca de interés.
Con todo lo dicho, podría pasar por un telefilm si no fuera por Neeson y Streep, que hacen lo que buenamente pueden para levantar un guion demasiado flojo.
Le falta algo más de intensidad dramática en la familia y muchísima más intriga en la parte de la investigación. Se queda completamente a medio gas en todo y podría haber estado bastante mejor.