Como cada año, me acerco a la nueva temporada de "American horror story" sin saber nada de ella. Afortunadamente, esta serie no la destripan tanto en internet como "Juego de tronos" y "The walking dead", por lo menos en las páginas que suelo visitar, y consigo empezar a verla desde la ignorancia. A ver qué nos ofrecen esta vez, que como el que no quiere la cosa, ya llevamos ocho entregas.
Una de las cosas que más me gustan de esta ficción televisiva son sus cabeceras, y una vez más han logrado realizar un fantástico diseño con unas imágenes muy perturbadoras.
Repiten los actores habituales de las últimas, incorporando a una recuperada Joan Collins.
Los primeros personajes con los que nos podemos encontrar son unos ricachones estúpidos, repelentes, ególatras y absolutamente odiosos. Entiendo que con ellos se quiere representar a una parte de la sociedad (y no solo la más pudiente) a la que les resbalaría el apocalipsis si no fuera porque les deja sin móvil e internet.
La situación es peculiar, con un entorno cerrado en el que los "prisioneros" terminan sacando lo peor de sí mismos. Al final el ser humano es peor que cualquier fantasma o monstruo.
La ambientación es muy pesimista y siniestra, y un tanto arcaica, con vestuarios y aspecto de algunos personajes que me parece que son guiños al "Drácula" de Francis Ford Coppola.
Luego todo toma un giro bastante peculiar que no me ha terminado de convencer.
Por primera vez encontramos referencias claras a otras temporadas. Pero a pesar de eso, les ha quedado un batiburrillo extraño que conforma la que me ha parecido la peor entrega de la serie hasta el momento. Los “flashbacks”, además, ocupan demasiado tiempo y cortan mucho el rollo como si hubiera dos o tres historias en una.
Esperemos que en las próximas (y espero que ya pocas, que ya le va tocando terminar) temporadas, la serie vuelva a la calidad acostumbrada y se aleje de la mediocridad de este apocalipsis.
Sigo en la sección de “spoilers”.