Una película sincera, valiente y optimista sobre las relaciones humanas.
Escrita y dirigida por Josh Boone (Bajo la misma Estrella) en esta su primera incursión en el cine, demuestra que sabe tratar a sus actores y logra sacar su lado más humano a la hora de ponerlos delante de las cámaras. También cuenta con la elaboración de un inteligente guión, el cual facilita las cosas provocando que el espectador atienda a la película sin apenas pestañear, a pesar de que en ella no haya ninguna explosión o persecución. Con diálogos que en momentos son chispeantes y agudos, se mueve con facilidad en el drama de las relaciones de parejas exponiendo tres fases que conviven sin hacerse sombra: pasado, presente y futuro se definen bien entre las relaciones de los diferentes protagonistas. También conservan un fino sentido del humor, a pesar que gran parte de la película tienen un tono dramático, dejando constancia de que a pesar de oscurecer siempre queda un amanecer.
En cuanto a los actores, he de reconocer que todos están bastante bien, aunque el gran adalid de todos ellos es un genial e inspirado Greg Kinnear (Mejor... Imposible) en un papel que le va como anillo al dedo. Le acompañan Jennifer Connelly (Una Mente Maravillosa), Lily Collins (Mirror, Mirror), Logan Lerman (Percy Jackson) o un muy creíble Natt Wolf (Ciudades de Papel). Una buena gestión de sus actores provoca que Josh Boone cree una recomendable opera prima bien matizada y narrada.
Es difícil de situarla en algún género concreto porque maneja varios, pero como película romántica peca de ser predecible pero la riqueza de sus diálogos y los matices en que se mueve crean una obra inteligente y lúcida.