Una nueva aproximación de España al género de ciencia ficción. Una oportunidad que no se desaprovecha, pero que no cumple todas las expectativas que se crea. Sin embargo, crea unas bases interesantes a la hora de idear los protocolos éticos que se les imbuye a los robots que pululan por la película.
El director Gabe Ibáñez (Hierro) recrea su guión con un reparto internacional para dar más relevancia a la cinta. Para ello cuenta con el protagonismo de un buen Antonio Banderas (La Máscara del Zorro), la danesa Birgitte Hjort Sørensen (Borgen - serie de TV), un casposo Dylan McDermott (El Abogado - serie de TV) y Melanie Griffith (Locos en Alabama). Todos se reúnen en un futuro cuasi apocalíptico donde las acciones del hombre han devastado la Tierra y que tiene a la raza al borde del fin. Nada nuevo por el horizonte, pero que sitúa a los robots en un punto más que interesante de la trama.
La situación de desasosiego que inunda la cinta está muy lograda, la ambientación decrépita y decadente es casi real y la fotografía es tristemente bella. La historia comienza bien, con un estilo de ciencia ficción mezclado con thriller de "asesinatos". Todo bien aderezado con una estupenda factura técnica (teniendo en cuenta que es una producción española). El problema es que a mitad de metraje la historia se enreda y encontramos agujeros de guión que van debilitando el devenir de la historia. Se pierde en su propia esencia y "ética" que los propios guionistas instalan en ella. La idea preconcebida deriva en un final que no queda bien explicado o que se olvidan de desarrollar en la primera parte de la película.
Como digo, Gabe Ibáñez logra crear una buena atmósfera y un principio prometedor, pero se lastra por la falta de indecisión de un guión que flojea según avanza su propia historia. Aún así, como entretenimiento queda aparente.