Nos encontramos ante una cinta hueca e insulsa, que no consigue emocionar, y eso en un drama con el "deporte" como telón de fondo... la hace muchísimo daño. Los personajes son demasiado absurdos, lo digo tanto por el luchador medio autista como por el manager trepa (Gary Piquer, el de 'Aladina' y presentador de TV).

El wrestling no me llama nada, pero cineastas como Aronofsky consiguieron hace 3 años que durante dos horas amara ese deporte y -sobre todo- las fatídicas consecuencias que él conlleva. Aquí el desasosiego se encuentra en tan sólo una escena (la bajada a los infiernos de ambos en aquella oscura habitación, por ejemplo), porque lo que es el final, es de pena. Vamos, que me pareció una auténtica chorrada. Luego la historieta del rival del "protagonista" (véase el entrecomillado) da más lástima aún. Lástima pero de la mala, de lo paupérrimo que es el guión. Porque una cosa os digo hablando de guión, la primera hora de película es un BODRIO de mucho cuidado, la dirección es penosa y la trama se ahoga en su propio vómito.

Una historia blanda, sin nada para masticar, a la que la doy un cuatro por las escenas en las que el trepa del manager se ve ahogado por las deudas y a partir de ahí hará lo que sea y mentirá a quien sea para salir adelante y no verse con un par de hostias en su jodida cara. Además, hay una escena muy buena, la que comenté antes por encima en donde ambos sueltan toda su mierda por la boca. En fin... pero todo lo referente a los luchadores, los flirteos amorosos y demás, me causaron bastante distracción. Ni de coña la volvería a ver. Vaya pestiño de película... chusta de la mala, de la que te encuentras en los pasillos del metro.