Si hay algo que puedo perdonar a las películas malas es que vayan con todo el equipo, es decir, que no intenten venderme la moto de ser otra cosa. En "Passengers" bastan los primeros minutos para sospechar que muy buena no será, entre otras cosas, porque no hay ningún tacto para con la elaboración de las escenas o la presentación de los personajes.

De las películas malas también valoro otra cosa: que no sean aburridas. Y esta no lo es, todo lo contrario. Mezcla una trama de suspense con situaciones de comedia romántica, y ambas funcionan dentro de la chapucería general. A propósito, el guión es lamentable y la presencia de algunos personajes no hay por dónde cogerla (la pobre Dianne Wiest no tiene una palabra digna que decir en toda la película), por no hablar del giro de guión que hace que todo lo anterior sea difícilmente asumible*(1).

A su favor, al de la película, están cuatro actores estupendos, como la citada Wiest, una actriz mayúscula que, incluso con semejante basura de personaje, no se ahoga en el barro; un David Morse entregado al asunto; el siempre infravalorado Patrick Wilson; y, por supuesto, Anne Hathaway jugando a favor de obra y resplandeciendo como nos tiene acostumbrados, gracias a un personaje realmente divertido. Hablando de ella, esta película me ha recordado a otra que hizo ella hace poco, "Serenity", y que también me gustó pese a ser bastante tontorrona.

Porque lo es, pero a pesar de sus enormes lastres, a lo dicho añado que está absolutamente desaprovechada, ya que el tema podría haber dado algo de mayor calado, "Passengers" es una obra interesante, a ratos divertida y a ratos intrigante, con buenos actores y un ritmo lo bastante despierto como para no aburrir a nadie. Aunque también entenderé a los que la desprecien.