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Miquel rating:
7
7.1
509
Drama
Andrew Manson, a young, enthusiastic doctor takes his first job in a Welsh mining town, and begins to wonder at the persistent cough many of the miners have. When his attempts to prove its cause are thwarted, he moves to London. His new practice does badly. But when a friend shows him how to make a lucrative practice from rich hypochondriacs, it will take a great shock to show him what the truth of being a doctor really is.
Language of the review:
- es
February 26, 2010
25 of 25 users found this review helpful
Film producido por la MGM en el RU, realizado por King Vidor (1894-1982). El guión, de Ian Dalrymple, Frank Wead y Elizabeth Hill, con diálogos adicionales de Emlyn Williams, adapta la novela “The Citadel” (1937), de A. J. Cronin. Se rueda en escenarios naturales de Gales y Londres y en los platós de Denham Studios (Inglaterra, RU). Es nominado a 4 Oscar (película, actor, director y guión adatado). Producido por el realizador Victor Saville (“Adiós Mr. Chips”, 1959) para MGM British Studios, se estrena el 3-XI-1938 (NYC).
La acción dramática tiene lugar, antes de la IIGM, en dos localidades mineras de Gales (Blaenelly y Aberalaw) y en Londres. Andrew Manson (Donat) es un joven médico escocés, soltero, recién titulado, que consigue su primer trabajo en una pequeña localidad minera. Algún tiempo después se hace cargo con contrato fijo, previo concurso de selección, de una de las cuatro ayudantías del Dr. Llewellyn (Ambler), titular del servicio médico de otra población minera, mejor dotada en medios sanitarios que la anterior. Aprovechando los pocos días libres de que dispone para el traslado, se casa con la maestra de Blaenelly, Christine Barlow (Russell). Él, de unos 23 o 24 años, es idealista, íntegro, honrado, sincero e intransigente. Trabaja por vocación y se siente impulsado a investigar las causas de las enfermedades que afectan con mayor prevalencia de la normal a la población que atiende. Ella es desenvuelta, inteligente, equilibrada, atractiva, generosa y resistente.
El film suma drama, romance, crítica social y medicina. Explora las dificultades con la que se ha de enfrentar un médico recién licenciado a causa de su inexperiencia, la ignorancia de la población a la que asiste, la fuerza de los prejuicios colectivos y las inercias que obstaculizan la aceptación de nuevos remedios y nuevos métodos de diagnóstico. Por lo demás, el idealismo y la intransigencia propios de la juventud pueden suscitar la hostilidad de algunos colegas deseosos de evitar problemas, amparándose en prácticas y corruptelas inconvenientes: prescripción de medicinas que no curan y no perjudican (pero gustan a los enfermos), demora del anuncio de diagnósticos alarmantes (foco de tisis), etc. Otros peligros son la ofuscación que producen la fama y el éxito y las tentaciones que genera la codicia. Las reflexiones sobre las obligaciones del médico y los peligros que le acechan tienen una validez que va más allá de los profesionales de la medicina. Son de aplicación a todas las profesiones y a todo tipo de profesionales.
Para la correcta interpretación del film se ha de tener en cuenta que se refiere a una etapa temporal anterior a la reforma sanitaria que se aplica en el RU tras la IIGM, durante el gobierno laborista de Clement Attlee (1945-51) con la creación, gestionada por el ministro de sanidad Aneurin Bevan, del National Health Service (NHS).
La acción dramática tiene lugar, antes de la IIGM, en dos localidades mineras de Gales (Blaenelly y Aberalaw) y en Londres. Andrew Manson (Donat) es un joven médico escocés, soltero, recién titulado, que consigue su primer trabajo en una pequeña localidad minera. Algún tiempo después se hace cargo con contrato fijo, previo concurso de selección, de una de las cuatro ayudantías del Dr. Llewellyn (Ambler), titular del servicio médico de otra población minera, mejor dotada en medios sanitarios que la anterior. Aprovechando los pocos días libres de que dispone para el traslado, se casa con la maestra de Blaenelly, Christine Barlow (Russell). Él, de unos 23 o 24 años, es idealista, íntegro, honrado, sincero e intransigente. Trabaja por vocación y se siente impulsado a investigar las causas de las enfermedades que afectan con mayor prevalencia de la normal a la población que atiende. Ella es desenvuelta, inteligente, equilibrada, atractiva, generosa y resistente.
El film suma drama, romance, crítica social y medicina. Explora las dificultades con la que se ha de enfrentar un médico recién licenciado a causa de su inexperiencia, la ignorancia de la población a la que asiste, la fuerza de los prejuicios colectivos y las inercias que obstaculizan la aceptación de nuevos remedios y nuevos métodos de diagnóstico. Por lo demás, el idealismo y la intransigencia propios de la juventud pueden suscitar la hostilidad de algunos colegas deseosos de evitar problemas, amparándose en prácticas y corruptelas inconvenientes: prescripción de medicinas que no curan y no perjudican (pero gustan a los enfermos), demora del anuncio de diagnósticos alarmantes (foco de tisis), etc. Otros peligros son la ofuscación que producen la fama y el éxito y las tentaciones que genera la codicia. Las reflexiones sobre las obligaciones del médico y los peligros que le acechan tienen una validez que va más allá de los profesionales de la medicina. Son de aplicación a todas las profesiones y a todo tipo de profesionales.
Para la correcta interpretación del film se ha de tener en cuenta que se refiere a una etapa temporal anterior a la reforma sanitaria que se aplica en el RU tras la IIGM, durante el gobierno laborista de Clement Attlee (1945-51) con la creación, gestionada por el ministro de sanidad Aneurin Bevan, del National Health Service (NHS).
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Spoiler:
El film se apoya en un guión bien escrito, de diálogos breves, ocurrentes y claros. Las interpretaciones de Robert Donat y Rosalind Russell, en el momento más dulce de sus carreras, son convincentes y brillantes. Donat trabaja con soltura y convicción, si bien cae en rigideces artificiosas en sus dos parlamentos. Russell aporta una gran presencia y mucha naturalidad. Andrew simboliza la lucha y la fatiga, mientras ella encarna la constancia, el equilibrio y la solidaridad. Es destacable la economía de medios con la que Vidor resuelve el desarrollo del relato y el brillo de las elipsis que construye. Con tres breves planos explica la enfermedad y curación de Ana Orlando. Es importante la presencia del humor. Se apoya en el autoritarismo de la Sra. Page (Davis), su estricto régimen de sobrealimentación, los menús que matan de hambre al huésped, el astigmatismo como causa de baja laboral, la vulneración del secreto profesional del banquero, la declaración de amor, el ataque de histeria de Toppy (Ward), la fachada de cuento de hadas de la casa del médico en Aberalaw, etc.
La cinta incorpora una larga serie de detalles que enriquecen el relato y le confieren frescura y simpatía. Entre ellos cabe citar el jerez amontillado, la boina de Chris, la normal aceptación del pluralismo lingüístico (galés, gaélico, inglés...), las olvidadas recetas médicas en latín, los espaguetis a la boloñesa, la botella de vino Chianti, la camioneta de la mudanza, etc.
Los temas que focalizan la atención del relato se refieren a los peligros que la codicia y los deseos de enriquecimiento plantean a la integridad y la honestidad de los profesionales. Habla, además, de los valores de la generosidad, el altruismo, la solidaridad y la protección de los débiles. Denuncia los males derivados de la ignorancia colectiva y de la resistencia contra las innovaciones y los cambios. Recuerda que la integridad profesional es incompatible con las prácticas espurias y las corruptelas. Pone en guardia contra los peligros derivados del éxito y la fama. El film deviene una fábula moral sencilla, que invita a la reflexión. No habla con altanería y dogmatismo. Se explica con moderación, contención y mesura. No cae ni en la pedantería ni en el doctrinarismo y es realista.
La banda sonora, de Louis Levy (“Alarma en el expreso” Hitchcock, 1938), ofrece un partitura breve y convencional, de unos pocos cortes, que acompañan el inicio y final del film, el baile de Ana, la presentación del servicio de rayos infrarrojos y el dramático paseo por Londres. La fotografía, de Harry Stradling Sr. (“La Kermesse heroica, Feyder, 1935), compone una visualidad cuidada y bien construida, de inspiración expresionista, con proyección de sombras, potentes claroscuros, zonas de negros densos, encuadres cenitales vertiginosos (Rolls-Royce deportivo) y primeros planos dinámicos (baile de Ana). Superpone imágenes en una de las secuencias centrales.
La cinta incorpora una larga serie de detalles que enriquecen el relato y le confieren frescura y simpatía. Entre ellos cabe citar el jerez amontillado, la boina de Chris, la normal aceptación del pluralismo lingüístico (galés, gaélico, inglés...), las olvidadas recetas médicas en latín, los espaguetis a la boloñesa, la botella de vino Chianti, la camioneta de la mudanza, etc.
Los temas que focalizan la atención del relato se refieren a los peligros que la codicia y los deseos de enriquecimiento plantean a la integridad y la honestidad de los profesionales. Habla, además, de los valores de la generosidad, el altruismo, la solidaridad y la protección de los débiles. Denuncia los males derivados de la ignorancia colectiva y de la resistencia contra las innovaciones y los cambios. Recuerda que la integridad profesional es incompatible con las prácticas espurias y las corruptelas. Pone en guardia contra los peligros derivados del éxito y la fama. El film deviene una fábula moral sencilla, que invita a la reflexión. No habla con altanería y dogmatismo. Se explica con moderación, contención y mesura. No cae ni en la pedantería ni en el doctrinarismo y es realista.
La banda sonora, de Louis Levy (“Alarma en el expreso” Hitchcock, 1938), ofrece un partitura breve y convencional, de unos pocos cortes, que acompañan el inicio y final del film, el baile de Ana, la presentación del servicio de rayos infrarrojos y el dramático paseo por Londres. La fotografía, de Harry Stradling Sr. (“La Kermesse heroica, Feyder, 1935), compone una visualidad cuidada y bien construida, de inspiración expresionista, con proyección de sombras, potentes claroscuros, zonas de negros densos, encuadres cenitales vertiginosos (Rolls-Royce deportivo) y primeros planos dinámicos (baile de Ana). Superpone imágenes en una de las secuencias centrales.