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Spain Spain · Palma (Mallorca)
Miquel rating:
8
Comedy. Drama Franta Louka is a concert cellist in Soviet-occupied Czechoslovakia, a confirmed bachelor and a lady's man. Having lost his place in the state orchestra, he must make ends meet by playing at funerals and painting tombstones. But he has run up a large debt, and when his friend, the grave-digger Mr. Broz, suggests a scheme for making a lot of money by marrying a Russian woman so that she can get her Czech papers, he reluctantly agrees. ... [+]
Language of the review:
  • es
August 15, 2005
24 of 31 users found this review helpful
Cuarto largometraje del checo Jan Sverak, que consiguió el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa. El guión es de Zdenek Sverak, protagonista de la película y padre del director.

Frantisek Louka es un afamado violoncelista, de 55 años, soltero y donjuan, que ha sido excluído de la Orquesta de Praga por su desafección al régimen pro-soviético. Ha de ganarse la vida tocando el violoncelo en funerales y dando clases. Vive solo en una buardilla, donde cultiva con empeño su condición de donjuan. Gasta más de lo que gana y contrae deudas que le llevan a aceptar, por dinero, una propuesta de matrimonio de conveniencia con una joven rusa, madre de un niño de 5 años, que quiere obtener el permiso de residencia en Checoslovaquia para pasar, de inmediato, a Alemania Occidental, donde reside su amante. Deja al hijo, Kolya (Nicolás), en Praga al cuidado de la abuela. Cuando ésta cae enferma y muere, los funcionarios gubernamentales entregan el niño a Frantisek. Pese a la resistencia inicial de éste y a las dificultades derivadas del hecho que el niño sólo habla ruso, nace entre ambos una relación de afecto que les une fuertemente y que llena el vacío afectivo y emocional de Frantisek.

La narración se desarrolla con gracia, ironía y ternura, mientras el espectador es testigo de la antipatía que los checos sienten por los rusos, de la ostentosa presencia militar rusa en las calles de Praga y de las acciones de protesta que se suceden hasta la caída del régimen en 1990. La interpretación del niño rebosa simpatía y una naturalidad entrañable. La bonita historia que cuenta la película se complementa con la visión de una Praga monumental y espléndida, rodeada de paisajes idílicos. A ello se añade una banda sonora magnífica que recoge numerosos fragmentos de Dvorak, uno de Mendelshonn y reserva para el final una pieza de Smetana. A destacar la secuencia en la que el niño se pierde en el metro, mientras Frantisek lo busca con desesperación.
Miquel
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