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8
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July 19, 2009
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Octavo film de animación digital producido por Pixar. Lo dirige Brad Bird (“Los increíbles”, 1984), con la colaboración de Jan Pinkava. El guión, de Brad Bird, Emili Cook, Kathy Greenberg y Jan Pinkava, desarrolla un argumento de Jan Pinkava, Jim Capoblianco y Brad Bird. Se rueda en los Pixar Animation Studios (Emeryville, CA), con un presupuesto estimado de 150 M USD. Nominado a 5 Oscar, gana uno (mejor película de animación). Producido por Brad Lewis para Pixar/Disney, se proyecta por primera vez en público el 28-VI-2007 (preestreno, Hollywood).
La acción dramática tiene lugar en Paris, donde residen Rémy, su padre Djang y su hermano Emil; los empleados del restaurante de Auguste Gusteau, Skinner (Chef), Alfredo Linguini (lavaplatos), Colette Tatou (cocinera y novia de Linguini), Mustafá (camarero); el crítico gastronómico Anton Egon; y otros personajes. Brigitte Bardot (Colette), Serge Gainsbourg (Egon), Charles De Gaulle (Linguini) y otros personajes reales o históricos sirven de inspiración para la creación de los personajes de ficción. Rémy, la rata protagonista, tiene muy desarrollados los sentidos del olfato y el gusto, es graciosa y simpática, siente pasión por la cocina y desea trabajar en el mejor restaurante de la ciudad. Linguini es torpón, inseguro, ingenuo y de buen corazón.
El film suma animación, comedia y familia. Desarrolla una historia sencilla y entretenida, llena de encanto, a partir de un guión liviano, dinámico y equilibrado (1). Los personajes se presentan bien construidos y perfilados. Los personajes son realistas: se enfrentan a dificultades, no les ayuda ninguna hada madrina, corren peligros, son víctimas de denuncias y de prejuicios excluyentes, han de aprender a superarse y a colaborar. El relato contagia optimismo y alegría de vivir. Rémy y Linguini por separado no destacarían en nada, pero si colaboran y se complementan pueden alcanzar metas elevadas. Entre ellas, la de llegar a ser los chefs más prestigiosos de la ciudad.
El relato se desarrolla a un ritmo muy intenso, que no admite pausas. Los personajes ofrecen un derroche de gestos, guiños y expresiones corporales, que constituyen una delicia para la vista (2). Se emplean las imágenes para decir cosas con mayor brevedad que con palabras (cuando Egon prueba la ratatouille sus recuerdos le trasladan a la casa familiar de su infancia y a los guisos de su madre en la casa de campo). Son escenas destacadas la reunión de roedores convocados por Djan, su líder, para sacar a Rémy de un apuro, la breve arenga que les dirige diciéndoles: “no somos cocineros, pero somos su familia”, la eficaz distribución de tareas entre los roedores y su disciplina en la cocina, la inimaginable capacidad de los roedores para ocultarse en el almacén de productos alimenticios, la persecución y retención del inspector de sanidad, etc.
(Sigue sin “spoilers”)
La acción dramática tiene lugar en Paris, donde residen Rémy, su padre Djang y su hermano Emil; los empleados del restaurante de Auguste Gusteau, Skinner (Chef), Alfredo Linguini (lavaplatos), Colette Tatou (cocinera y novia de Linguini), Mustafá (camarero); el crítico gastronómico Anton Egon; y otros personajes. Brigitte Bardot (Colette), Serge Gainsbourg (Egon), Charles De Gaulle (Linguini) y otros personajes reales o históricos sirven de inspiración para la creación de los personajes de ficción. Rémy, la rata protagonista, tiene muy desarrollados los sentidos del olfato y el gusto, es graciosa y simpática, siente pasión por la cocina y desea trabajar en el mejor restaurante de la ciudad. Linguini es torpón, inseguro, ingenuo y de buen corazón.
El film suma animación, comedia y familia. Desarrolla una historia sencilla y entretenida, llena de encanto, a partir de un guión liviano, dinámico y equilibrado (1). Los personajes se presentan bien construidos y perfilados. Los personajes son realistas: se enfrentan a dificultades, no les ayuda ninguna hada madrina, corren peligros, son víctimas de denuncias y de prejuicios excluyentes, han de aprender a superarse y a colaborar. El relato contagia optimismo y alegría de vivir. Rémy y Linguini por separado no destacarían en nada, pero si colaboran y se complementan pueden alcanzar metas elevadas. Entre ellas, la de llegar a ser los chefs más prestigiosos de la ciudad.
El relato se desarrolla a un ritmo muy intenso, que no admite pausas. Los personajes ofrecen un derroche de gestos, guiños y expresiones corporales, que constituyen una delicia para la vista (2). Se emplean las imágenes para decir cosas con mayor brevedad que con palabras (cuando Egon prueba la ratatouille sus recuerdos le trasladan a la casa familiar de su infancia y a los guisos de su madre en la casa de campo). Son escenas destacadas la reunión de roedores convocados por Djan, su líder, para sacar a Rémy de un apuro, la breve arenga que les dirige diciéndoles: “no somos cocineros, pero somos su familia”, la eficaz distribución de tareas entre los roedores y su disciplina en la cocina, la inimaginable capacidad de los roedores para ocultarse en el almacén de productos alimenticios, la persecución y retención del inspector de sanidad, etc.
(Sigue sin “spoilers”)
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El título de la película corresponde a un plato campesino francés, originario de Niza, consistente en freír en aceite de oliva verduras diversas, como tomates, ajos, pimientos, cebollas, calabacines, berenjenas, zanahoria, etc. Se suele servir solo o como guarnición. Se presenta frío o caliente.
El film gira en torno de unas pocas ideas centrales. La más importante es la afirmación de que “no todos pueden ser artistas, pero el artista puede surgir en los lugares más insospechados” (3). Todos tenemos la obligación moral de reconocer su talento y condiciones. Por lo demás glosa el valor de la buena cocina, las delicias de buen yantar y los resultados imprevisibles de la combinación de sabores. La buena cocina no es un tema cerrado y acabado, sino abierto a nuevas experimentaciones y nuevos descubrimientos.
También elogia el valor del amor, la amistad y la camaradería, la necesidad de derribar prejuicios y apostar por la tolerancia, rechazar el racismo en todas sus formas, impulsar el espíritu de superación, el trabajo en equipo y la adaptación permanente al cambio (facilitar la aceptación de las cosas nuevas).
La banda sonora, de Michael Giacchino (“Los increíbles”, 2004), ofrece una partitura orquestal vibrante y festiva, de 23 cortes, a los que añade el canto coral de “La marsellesa” (inicio) y de la canción “Le festin” (final) a cargo de la voz de Camille. La fotografía, de Sharon Callahan y Robert Anderson, en technicolor, es clara, muy dinámica y colorista,. La cámara se sitúa en ocasiones a ras del suelo para que el espectador pueda mirar con los ojos subjetivos de Rémy. El trabajo de cámara es variado, intenso, imaginativo y eficaz.
(1) Wikipedia, “Ratatouille” (película), julio 2009.
(2) Sergi SÁNCHEZ, “Somos dibujos animados, ¿y qué?”, ‘Cahiers du Cinema España”, nº 4, pág. 58, septiembre 2007.
(3) Esteban HERNÁNDEZ, “Ratatouille. Ratas que aspiran a ser ejecutivos”, ‘Dirigido por’, nº 370, pág. 14, septiembre 2007.
El film gira en torno de unas pocas ideas centrales. La más importante es la afirmación de que “no todos pueden ser artistas, pero el artista puede surgir en los lugares más insospechados” (3). Todos tenemos la obligación moral de reconocer su talento y condiciones. Por lo demás glosa el valor de la buena cocina, las delicias de buen yantar y los resultados imprevisibles de la combinación de sabores. La buena cocina no es un tema cerrado y acabado, sino abierto a nuevas experimentaciones y nuevos descubrimientos.
También elogia el valor del amor, la amistad y la camaradería, la necesidad de derribar prejuicios y apostar por la tolerancia, rechazar el racismo en todas sus formas, impulsar el espíritu de superación, el trabajo en equipo y la adaptación permanente al cambio (facilitar la aceptación de las cosas nuevas).
La banda sonora, de Michael Giacchino (“Los increíbles”, 2004), ofrece una partitura orquestal vibrante y festiva, de 23 cortes, a los que añade el canto coral de “La marsellesa” (inicio) y de la canción “Le festin” (final) a cargo de la voz de Camille. La fotografía, de Sharon Callahan y Robert Anderson, en technicolor, es clara, muy dinámica y colorista,. La cámara se sitúa en ocasiones a ras del suelo para que el espectador pueda mirar con los ojos subjetivos de Rémy. El trabajo de cámara es variado, intenso, imaginativo y eficaz.
(1) Wikipedia, “Ratatouille” (película), julio 2009.
(2) Sergi SÁNCHEZ, “Somos dibujos animados, ¿y qué?”, ‘Cahiers du Cinema España”, nº 4, pág. 58, septiembre 2007.
(3) Esteban HERNÁNDEZ, “Ratatouille. Ratas que aspiran a ser ejecutivos”, ‘Dirigido por’, nº 370, pág. 14, septiembre 2007.