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Spain Spain · Palma de Mallorca
Innisfree rating:
10
Drama For psychotic, pistol-packing Vietnam vet Travis Bickle (Robert De Niro), New York City seems like a circle of hell. Driving his cab each night through the bleak Manhattan streets, Bickle observes with fanatical loathing the sleazy lowlifes who comprise most of his fares. By day he haunts the porno theaters of 42nd Street, taking his cues from the violent vision of life portrayed in these movies. As badly as Travis wants to connect with ... [+]
Language of the review:
  • es
January 1, 2020
5 of 5 users found this review helpful
Imagínate. Un adolescente de 16 años se pone delante de una pantalla y selecciona una película para ver. Tiene apenas experiencia en el mundo del cine, así que decide comenzar por los clásicos. Se fija en Kubrick, Cimino, Coppola, Allen… Todos grandes nombres que funcionan como verdaderos dioses dentro de la mitología cinematográfica. Habiendo visto ya varios filmes, se cruza con uno de 1976, dirigido por Scorsese, que lleva por nombre “Taxi Driver”. No quitar los ojos de la pantalla y vivir con el personaje cada una de las situaciones por las que pasa fue una de las ocurrencias más comunes a lo largo de toda esa sesión de visualización.

Por supuesto, ese adolescente era yo. Travis era yo; yo era Travis. La soledad, la paranoia, el amor no correspondido, el asco. Emociones y sensaciones que pintan un paisaje muy determinado, muy claro. Una Nueva York empobrecida por la chusma que pasea por las calles, por las relaciones que se cuecen y que se cultivan. Es una concepción pesimista de una realidad, ya de per se, negativa. Y un adolescente de 16 años, quien apenas había vivido y visto nada más allá de su propia burbuja, ¿cómo podía ser que se identificara con todos esos sentimientos?

Le debo a esta película en particular la gran mayoría de mis gustos. Scorsese y Schrader alimentaron mis pasiones y obsesiones dentro del mundo artístico, sea en película, novela o en cualquier otro tipo de obra de arte. El yo aislado del mundo, la ciudad como un personaje más, el asco de mirar afuera y no ver más allá de la porquería que hay en las calles. Y en un período relativamente largo (5 años) no han variado, más bien han crecido. La exploración de esos conceptos, de esas vías de contacto con la realidad siguen formando parte de lo más intrínseco de mi ser, de los más intuitivo de mis ideas. Y todo eso se lo debo a esta película. Mi historia de amor con el cine comienza en el minuto en el que el minutaje de “Taxi Driver” comienza a correr.

No es una crítica a la película. No analizo la cámara, las actuaciones, la dirección. Primero, porque no era mi intención; segundo, porque todo eso sería redundante. Se ha hablado ya maravillas de esta película, de lo que ha supuesto para la historia del cine. Esto no es una crítica. Es más bien una carta de amor a la película que me ha enganchado a una de las obsesiones más malsanas de las que puedo gozar a día de hoy.
Innisfree
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