Ya la premisa de meter un montón de veinteañeros en un tren para que festejen algo, es ridicula, pero desde ahí no paran con las incoherencias.
Lo peor: la primera parte es infumable, desde el preámbulo con esa obsesión que les agarró a los guionistas de la época de que todos los personajes de 22 para abajo estuvieran obsesionados con el sexo, era el tema central de todo lo que escribían.
Los personajes son planos y clichés: Doc el sociópata que hace bromas truculentas, su amigo Mo que es un boludo que le anda todo el día detrás y le justifica todo, Mitchy, su novia que es el cliché de la promiscua y viciosa, etc.
Lo mejor: la segunda parte levanta un poco el ritmo, el enfrentamiento de Alana con el asesino es bastante intenso.
Jamie Lee Curtis ya convertida en la reina del grito, está muy bien, y muy linda.
La charla entre los empleados del tren sobre el futuro del sistema ferroviario para cómo lo veían en esa época, es interesante como dato antropológico digamos.
Que el asesino use diferentes disfraces y en la primera parte lo confundan con otros personajes que eran quienes los llevaban puestos.