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zebraman rating:
2
5.4
38,400
Fantasy
The superintendent of an apartment building, Cleveland Heep (Paul Giamatti), rescues a mysterious young woman (Bryce Dallas Howard) and discovers she is actually a narf, a character from a bedtime story who is trying to make the treacherous journey from our world back to hers. As Cleveland falls in love with the woman, he works together with the tenants to protect his new fragile friend from the deadly creatures that are determined to ... [+]
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- es
August 31, 2006
17 of 23 users found this review helpful
La indiscutible capacidad de M. Night Shyamalan para crear atmósferas intrigantes, sugerentes y perturbadoras brilla por su ausencia y no consigue salvar del naufragio más estrepitoso al proyecto más pretencioso e irritante del director hindú.
A aquellos que valoran de manera notable esta cinta y que se repiten insistentemente en sus argumentos para replicar a los que según ellos no sabemos "escuchar" les diré que me gusta el cine, me gusta el cine realista capaz de diseccionar las emociones humanas de la manera más sutil y me gusta el cine de fantasía, aquél capaz de transportarnos más allá y abrir nuestras mentes a mundos, situaciones y personajes extraordinarios, y que, sobretodo, valoro enormemente el trabajo de aquellos directores que saben combinar realismo y fantasía de manera coherente, que no verosímil. Por poner dos ejemplos, considero notable la aproximación a un mundo de fantasía por medio de la locura que nos brinda Terry Gilliam en "El Rey Pescador", o bien, por medio de la imaginación más desbordante de un padre moribundo en "Big Fish" de Tim Burton. Estos dos filmes tienen aquello de lo que carece esta última propuesta del director que nos ocupa: coherencia, insisto, que no verosimilitud.
Un universo debe estar regido, sea real o imaginario, por unas reglas que le den consistencia, y la conexión que pueda existir entre ambos mundos debe respetar dichas reglas y gozar de dicha consistencia. Es eso lo que da credibilidad a la historia y permite atrapar al espectador. Por poner otro ejemplo, la trilogía de "El Señor de los Anillos" es una obra monumental y apasionante de la fantasía contemporánea, pero su capacidad de conmover al lector o espectador radica en la identificación de éste con unos personajes que por desenvolverse en un mundo mágico pero coherente sentimos más cercanos, un mundo completísimo y cerrado en sí mismo, es decir, que J.R.R. Tolkien no se saca ases de la manga para desarrollar las situaciones y no deja cabos sueltos.
"Lady in the Water" es un cuento de hadas que establece la conexión entre dos mundos, el real y un universo de fantasía, y es precisamente ahí donde fracasa indiscutiblemente y pierde toda credibilidad y capacidad de fascinación para el espectador. La forma en la que va dando forma al "Mundo Azul" es poco fluida y poco satisfactoria y los personajes que habitan en él carecen de encanto. No es menos discutible el comportamiento de los inquilinos que habitan el bloque de apartamentos y que actúan con una venda en los ojos.
Esta reflexión no convencerá (ni es su cometido) a los que ven en esta cinta un trabajo a considerar pero quizá ellos sepan escuchar y yo no, quizá ellos tengan la certeza de que en los quioscos del "Mundo Azul" venden cajas de cereales para aquellas ninfas que comparten la afición de los humanos por los sudokus, quizá ellos sepan escuchar y agruparse ciegamente alrededor de un líder sectario capaz de contarles la más fantástica de todas las historias.
A aquellos que valoran de manera notable esta cinta y que se repiten insistentemente en sus argumentos para replicar a los que según ellos no sabemos "escuchar" les diré que me gusta el cine, me gusta el cine realista capaz de diseccionar las emociones humanas de la manera más sutil y me gusta el cine de fantasía, aquél capaz de transportarnos más allá y abrir nuestras mentes a mundos, situaciones y personajes extraordinarios, y que, sobretodo, valoro enormemente el trabajo de aquellos directores que saben combinar realismo y fantasía de manera coherente, que no verosímil. Por poner dos ejemplos, considero notable la aproximación a un mundo de fantasía por medio de la locura que nos brinda Terry Gilliam en "El Rey Pescador", o bien, por medio de la imaginación más desbordante de un padre moribundo en "Big Fish" de Tim Burton. Estos dos filmes tienen aquello de lo que carece esta última propuesta del director que nos ocupa: coherencia, insisto, que no verosimilitud.
Un universo debe estar regido, sea real o imaginario, por unas reglas que le den consistencia, y la conexión que pueda existir entre ambos mundos debe respetar dichas reglas y gozar de dicha consistencia. Es eso lo que da credibilidad a la historia y permite atrapar al espectador. Por poner otro ejemplo, la trilogía de "El Señor de los Anillos" es una obra monumental y apasionante de la fantasía contemporánea, pero su capacidad de conmover al lector o espectador radica en la identificación de éste con unos personajes que por desenvolverse en un mundo mágico pero coherente sentimos más cercanos, un mundo completísimo y cerrado en sí mismo, es decir, que J.R.R. Tolkien no se saca ases de la manga para desarrollar las situaciones y no deja cabos sueltos.
"Lady in the Water" es un cuento de hadas que establece la conexión entre dos mundos, el real y un universo de fantasía, y es precisamente ahí donde fracasa indiscutiblemente y pierde toda credibilidad y capacidad de fascinación para el espectador. La forma en la que va dando forma al "Mundo Azul" es poco fluida y poco satisfactoria y los personajes que habitan en él carecen de encanto. No es menos discutible el comportamiento de los inquilinos que habitan el bloque de apartamentos y que actúan con una venda en los ojos.
Esta reflexión no convencerá (ni es su cometido) a los que ven en esta cinta un trabajo a considerar pero quizá ellos sepan escuchar y yo no, quizá ellos tengan la certeza de que en los quioscos del "Mundo Azul" venden cajas de cereales para aquellas ninfas que comparten la afición de los humanos por los sudokus, quizá ellos sepan escuchar y agruparse ciegamente alrededor de un líder sectario capaz de contarles la más fantástica de todas las historias.
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Spoiler:
El prólogo de la última propuesta de M. Night Shyamalan es esperanzador y sugerente porque apunta a algo maravilloso, a algo que podría haber sido grandioso e inolvidable como es el encuentro entre un humano y una ninfa. Dicho encuentro, que no se hace esperar, resulta ser de lo más ordinario y banal y marca el inicio de una narración llena de despropósitos, apoyada en un guión insulso, que chirría contínuamente, y que contiene pasajes que caen en el más absoluto de los ridículos.
La capacidad de fascinación que transmite la belleza élfica de Bryce Dallas Howard en el papel de la ninfa deja mucho que desear y su relación con el personaje interpretado por Paul Giamatti conmueve menos que la que ya establecieran en su día Tom Hanks y la sirena Daryl Hannah en la olvidable comedia de sobremesa "1, 2, 3... Splash".
La capacidad de fascinación que transmite la belleza élfica de Bryce Dallas Howard en el papel de la ninfa deja mucho que desear y su relación con el personaje interpretado por Paul Giamatti conmueve menos que la que ya establecieran en su día Tom Hanks y la sirena Daryl Hannah en la olvidable comedia de sobremesa "1, 2, 3... Splash".