Yo confieso que la he visto y nadie me ha obligado, la he visto sin que nadie me la haya aconsejado y encima con toda la intención de disfrutarla. Y tenía el propósito de aprobarla a pesar de los nombres de cabecera que avisan y advierten del peligro tales como Ozores, Juanito Navarro, la señora doña Croqueta y otros elementos varios. He confiado en Arévalo que por esos misterios insondables de la naturaleza humana, me cae bien, pero no, no es el Arévalo esperado, es malo, malo porque esgrime unos chistes vergonzantes de los que me he apiadado pero no pueden salvarse de la quema.
Hay un usuario que la película la define veladamente como una "m" y no le falta razón porque a pesar que el género es el consabido, no es buena. Una película de los Ozores no puede puntarse según la reglas filmaffiniteras porque son de un género aparte, un subgénero diríamos, que no aspira nada más que a la cutrez, por tanto se las debe puntuar desde el 5 para arriba, pero en este caso Mariano Oz estropea algo que podía haber sido grande. Fija la cámara sin ningún esmero en la pareja y los explota sin más desaprovechando un gran testimonio de panorámicas playeras, chiringuitos, paseos marítimos, postales de hoteles, avenidas y etc, para habernos sumergido, festivaleramente, en el ambiente estival clásico de esa época.
Tampoco ahonda en situaciones cómicas mostrándose muy tímida en los aspectos en los que este género se luce. Tan sólo la música cumple como la pachanguera propia de estas sandeces libertinas pero no es suficiente, y mira que lo siento.