En la de Carpenter de 1988 (Están vivos), los alienígenas están invadiendo el mundo disfrazados de seres humanos corrientes y comportándose como ellos. Sólo unas gafas pueden descubrirlos.
En ésta, el alienígena invade un cuerpo muerto para vivir en él como un vulgar cangrejo ermitaño. La apariencia por tanto, es totalmente normal. Idea utilizada posteriormente en Hombres de negro.
Aparentemente pues es un individuo como otro cualquiera, pero un hombre maduro, correctamente vestido, serio, andando por las calles con un radio casete a toda mecha como si fuera un punki de los de antes, te llama tan poderosamente la atención que a partir de ahí es muy difícil que abandones la trama.
Por un lado te hace gracia, pero por otro el trabajo del actor te hace sentir una auténtica sensación de temor por la cual, se puede decir con toda seguridad, no te reirías delante de él.
Spoiler:
No obstante, no todo es novedoso. Años antes se estrenó una película (serie B) que se titulaba algo así como: Seres venidos de otros planetas. También en esta película iban de humanos y sólo unas gafas especiales era el único modo de visualizar su verdadera apariencia. Dos razas de alienígenas envían a la Tierra a tres individuos de su especie para luchar. La raza que sobreviviera se quedaba con la Tierra.