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floïd blue rating:
8
7.4
12,631
Horror. Thriller. Drama
A Belgian girl, Carol, works as a manicurist at a London beauty salon. While having lunch, a good looking young man, Colin, spots her and makes a date for another evening. She shares a flat with her sister Helen. Her sister's married lover, Michael, brings out her dislike of men which she cannot explain to Colin. Michael takes Helen abroad for a holiday. Left alone in their flat, Carol's moments of catalepsy and hallucination increase and deepen into madness. [+]
Language of the review:
- es
November 5, 2018
11 of 12 users found this review helpful
Nunca es tarde para retomar al señor Polanski. Sus oscuros temas psicológicos son siempre revisables y actuales.
Muy pocos autores nos enseñan los retorcidos pasajes de la psique del ser humano de una forma tan expresiva e inquietante como Polanski. En este caso nos presenta a la trastornada Carol y su asfixiante mundo, un mundo avocado a él por un degenerado del pasado. Carol es una joven Catherine Denueve de 22 años entonces, que su palidez y frialdad como actriz sirve espléndidamente para el papel, el papel de una joven víctima del insaciable monstruo del pasado.
No es una película surrealista como dicen, más bien tiene pasajes fantasmales porque son visiones de lo que no se puede ver, del miedo y del asco. Se quiere también comunicar lo desagradable con sensaciones, como soportar los timbres, los ruidos. Cada toma es un acierto de encuadres en interiores o de las secuencias en las calles, uno se queda nota viendo a ese trío de músicos contrahechos que dirige uno mientras avanza de espaldas, trío siniestro a más no poder, no sé el porqué pero muy siniestro. No digo que nos atemorice el cómo Polanski distorsiona las habitaciones pero ves lo diabólico en ello, algo como lo del otro lado del espejo o de una dimensión perversa. Esas secuencias de la calle en la que Carol camina ajena al mundo, cruza sin mirar si viene un coche, sin prestar atención al accidente automovilístico que es el centro de atención de todos los peatones, nos dice que ella está como dirigida por una fuerza superior que la separa del devenir tranquilo de la vida, de lo cotidiano; todo es alucinante con Polanski, no hay nada de relleno.
Muy pocos autores nos enseñan los retorcidos pasajes de la psique del ser humano de una forma tan expresiva e inquietante como Polanski. En este caso nos presenta a la trastornada Carol y su asfixiante mundo, un mundo avocado a él por un degenerado del pasado. Carol es una joven Catherine Denueve de 22 años entonces, que su palidez y frialdad como actriz sirve espléndidamente para el papel, el papel de una joven víctima del insaciable monstruo del pasado.
No es una película surrealista como dicen, más bien tiene pasajes fantasmales porque son visiones de lo que no se puede ver, del miedo y del asco. Se quiere también comunicar lo desagradable con sensaciones, como soportar los timbres, los ruidos. Cada toma es un acierto de encuadres en interiores o de las secuencias en las calles, uno se queda nota viendo a ese trío de músicos contrahechos que dirige uno mientras avanza de espaldas, trío siniestro a más no poder, no sé el porqué pero muy siniestro. No digo que nos atemorice el cómo Polanski distorsiona las habitaciones pero ves lo diabólico en ello, algo como lo del otro lado del espejo o de una dimensión perversa. Esas secuencias de la calle en la que Carol camina ajena al mundo, cruza sin mirar si viene un coche, sin prestar atención al accidente automovilístico que es el centro de atención de todos los peatones, nos dice que ella está como dirigida por una fuerza superior que la separa del devenir tranquilo de la vida, de lo cotidiano; todo es alucinante con Polanski, no hay nada de relleno.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Una mujer que nada la inquieta excepto una cosa: los hombres. Primero vemos al amante de la hermana que ya choca con ella, luego esos hombres que mantienen charlas machistas en el bar, hay uno que se desmarca de esos comentarios pero no por ello se le excluye de la depravación, del ansia machista, de hecho tumba la puerta de entrada como un energúmeno. Lo demás no le inquieta nada en absoluto a Carol, vemos que saca ese conejo sin pelliza de la nevera y aunque con los días se va pudriendo en el plato, a ella eso no la causa la más mínima repulsión. Nada la molesta, ni los ruidos, ni los timbres, ni la vecina cotilla al fondo en la que tú ves la escena como otro cotilla en primer plano, más acojonado porque estás dentro de la casa, y ves lo que va a pasar en un instante, sólo una cosa le produce repulsión a Carol, los hombres y su insaciable apetito sexual. No puede soportar la presencia del hombre a su lado o en su entorno, y casi casi, de nadie, como se la ve en el trabajo.
Al final, tras desembarazarse de sus acosadores es rescatada de la invasión de vecinos en su casa, todos a curiosear, y es izada en brazos semiinconsciente por el amante de su hermana que, como vemos, se detiene un momento y la sonríe maliciosamente. Inquietante al máximo. Otro acosador oliendo el sexo a la próxima víctima.
El final es la fotografía reveladora. La explicación. Ahí se la ve a Carol mirando con una extraña intensidad al viejo de la derecha, con la vista clavada en él, mientras él sonríe a la cámara como un alma de cántaro el muy cabrón, es como aquella foto incompleta de Los hombres que no amaban a las mujeres. Su hermana no sufre esos trastornos porque en la infancia debió ser respetada, por eso aparece tranquila, pero la expresión de Carol es una expresión para verla, indescriptible, nos dice que de niña fue víctima de sucesivas violaciones por el tiparraco lujurioso de la derecha. No sabemos quién era ese viejo, tal vez su padre, tal vez su abuelo, pero está claro que abusaba de ella y de ahí esa repulsión hacia los hombres, que ya es en ella algo afianzado, establecido, enraizado.
Una película que te sembrará el alma de repulsión hacia aquellos que abusan de los niños aprovechando la maldad y la planificación para cometer sus actos sobre los inocentes.
Al final, tras desembarazarse de sus acosadores es rescatada de la invasión de vecinos en su casa, todos a curiosear, y es izada en brazos semiinconsciente por el amante de su hermana que, como vemos, se detiene un momento y la sonríe maliciosamente. Inquietante al máximo. Otro acosador oliendo el sexo a la próxima víctima.
El final es la fotografía reveladora. La explicación. Ahí se la ve a Carol mirando con una extraña intensidad al viejo de la derecha, con la vista clavada en él, mientras él sonríe a la cámara como un alma de cántaro el muy cabrón, es como aquella foto incompleta de Los hombres que no amaban a las mujeres. Su hermana no sufre esos trastornos porque en la infancia debió ser respetada, por eso aparece tranquila, pero la expresión de Carol es una expresión para verla, indescriptible, nos dice que de niña fue víctima de sucesivas violaciones por el tiparraco lujurioso de la derecha. No sabemos quién era ese viejo, tal vez su padre, tal vez su abuelo, pero está claro que abusaba de ella y de ahí esa repulsión hacia los hombres, que ya es en ella algo afianzado, establecido, enraizado.
Una película que te sembrará el alma de repulsión hacia aquellos que abusan de los niños aprovechando la maldad y la planificación para cometer sus actos sobre los inocentes.